REBECA COLLADO | Ferrol | Martes 15 noviembre 2016 | 9:38
La primera vez que entré en el local de Angelg me encantó y la segunda, cuando hicimos esta entrevista, me fascinó. No sólo por la decoración, que me parece acertadísima, combinando toques modernos y vintage y dedicando un espacio para los peques, sino por las sensaciones que transmite. Ilusión, gusto, sensibilidad y, no me preguntéis por qué, un punto de nostalgia.
Hablar con Ángel García de su estudio de videografía es hablar del empezar de nuevo, de iniciar una etapa en la que apuestas por ti, de los proyectos que quedan en pausa pero se retoman con fuerza, de pasión por el trabajo y de imprimir tu sello en todos y cada uno de tus proyectos.
El pasado mes de julio este emprendedor decidió abrir su negocio en pleno corazón del barrio de A Magdalena, en la esquina entre las calles Magdalena y Rubalcava. «Quería seguir dedicándome a lo que sé hacer y por eso monté un estudio de videografía», explica Ángel.
Por estos lares no es habitual encontrar un estudio en el que sólo se ofrezcan vídeos, y es que este servicio parece ser la hermana fea de la fotografía. «Me incliné por apostar fuerte porque me apetecía hacerlo así», dice Ángel mientras comenta que por la puerta ya ha entrado más de un despistado preguntando por fotos y se ha ido más despistado aún al decirle que sólo hace vídeos.
Seguro que todos estáis pensando ya en los vídeos de boda. Y sí, Ángel hace videografía de boda con un sello muy personal. Ahí es donde entran esas sensaciones de gusto y sensibilidad de las que hablaba al inicio. Aunque asegura que cada boda es un reto y que es lo más difícil de grabar, también dice que «la fortuna de hacer vídeos de boda es contar historias».
Una historia, la de la pareja que se casa, que este videógrafo intenta reflejar desde tres puntos de vista diferentes: el de los invitados, el de la pareja y el suyo, el del profesional, a través de la edición. «Los novios ven en el vídeo otros puntos de vista distintos al de ellos y los invitados también», señala Ángel.
Videografía social y para empresas
Aunque Ángel está especializado en los vídeos de boda, quiere abrir la videografía a todos los sectores y ponerla al alcance de todos. Empresas, entidades y personas a título individual pueden encargar un vídeo para promocionar sus negocios, dar a conocer un nuevo proyecto o dejar grabado un momento especial.
De hecho, Ángel trabaja ya en varios proyectos de este tipo. Con la Peluquería canina Patacan prepara un vídeo para dar a conocer la gran trayectoria de su dueño, Thiago Ferreira, que recientemente se hizo con el título europeo Eurodgoshow. Mientras que para el Círculo Filatélito Numismático de Ferrol, decano de España, está elaborando un vídeo sobre su historia.
Aquí vamos un poco a la cola, pero si miramos hacia EEUU cada vez están más de moda los vídeos lifestyle, que consisten en «reflejar aquello que en el futuro quieras revivir, resentir», comenta Ángel. Puede ser una sesión de vídeo en el campo con los peques, un paseo o cualquier momento que, por el motivo que sea, quieres tener grabado para poder recordarlo.
Abrir en el centro
Con la mala fama que parece tener últimamente el centro de Ferrol, Ángel me sorprende al confesar que no tuvo duda de abrir su negocio en el centro. «Me gusta el centro y siempre tuve la idea de montar algo aquí», afirma. Aunque reconoce que ver como cierran algunos locales echa un poco para atrás, defiende que «hay que darle vida».
También es verdad que en su caso fue amor a primera vista. El local lo enamoró y la ubicación es única, así que no le dio muchas vueltas y se lanzó a la piscina. «No lo pensé más, porque es apostar por algo que me gusta», asegura.
Para Ángel tener un local cara al público marca una gran diferencia. «Te sientas, tomas un café con los clientes, hablas, cambias impresiones y los llegas a conocer un poco», señala. Son pasos que pueden parecer insignificantes, pero que para un videógrafo son fundamentales porque «el feeling para estos trabajos es importante», dice Ángel.
La experiencia de emprender
De estos cuatro meses del inicio de su negocio Ángel hace un balance muy positivo. «Repasando estos meses no me puedo quejar. He tenido trabajo y me entra trabajo. Así que me va mejor de lo que esperaba», relata el videógrafo. De hecho, comenta que para el verano de 2017 ya tiene varios encargos de vídeo de boda. «Creo que va a haber Angelg para rato», concluye entre risas.
Le pregunto si alguna vez había pensado en emprender y Ángel me contesta que «siempre lo tuve en la cabeza». Ahora se le dieron las circunstancias personales y profesionales para hacer realidad este proyecto y reconoce además que «la nueva ley de emprendedores faclita mucho el camino», aunque no hay que olvidar, añade, que «no deja de ser una apuesta arriesgada».
Asegura que «no hay mayor satisfacción que ver tu proyecto materializado en un negocio», pero recomienda tener «mucho sentido» y pensarlo mucho antes de lanzarse a la aventura. Porque «lanzase por lanzase puede ser peligroso», advierte.
Que duda cabe que el camino del emprendimiento tiene sus cosas dulces y amargas. Pero la ilusión que transmiten aquellos que apuestan por esta vía, por hacer de sus pasiones sus empresas, por darle una vuelta a lo establecido para proponer cosas novedosas y por transmitir a través de sus proyectos su arte, nos contagia a todos. Y sin duda, Ángel García es un ejemplo de ello.
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