MARTA CORRAL | Ferrol | Viernes 1 julio 2016 | 7:53
Ya están aquí las vacaciones de verano, un momento ansiado por los pequeños y temido, muchas de las veces, por los mayores. Padres y madres buscan alternativas de ocio para que sus hijos aprovechen el verano y ellos puedan, a su vez, conseguir conciliar su vida laboral y familiar.
Entre la infinidad de ofertas que en los últimos años aparecen en la época estival lo realmente sorprendente es que, al contrario de lo que pudiera parecer, no todos los niños desean pasar estos días correteando por el campo y dándose chapuzones. Los campamentos tecnológicos ganan adeptos cada año y suponen un aliado perfecto para que nuestros hijos puedan seguir aprendiendo sin renunciar al juego.
Robótica, Minecraft, impresión en tres dimensiones, Makey Makey o Scratch son algunos de los términos que a nosotros pueden sonarnos a chino, pero no a los niños, que los dominan a la perfección porque pertenecen a esa generación 4.0 que ha nacido con un ordenador bajo el brazo.
Para explicárnoslo a los que nacimos cuando aún no había móviles, nada mejor que darse un paseo por Espacio Vivo, donde empezará este próximo lunes 4 de julio el Space Camp, un Campus Tecnológico que llevan a cabo en colaboración con Trainnova y al que pueden acudir niños desde los nueve años y jóvenes hasta los 14 años.

Aprender jugando y preparándose para el futuro
Diego Herrero, José Luis de Nicolás y Xoan Carlos Meizoso son tres de los profesores que acompañarán a los pequeños por estos mundos digitales, de modo que nadie mejor que ellos para ponernos al día. Diego viene del mundo de la Educación, Xoán Carlos de la Psicología y José Luis, por su parte, de la rama tecnológica, así que conforman un tándem perfecto que conjuga los conocimientos tecnológicos con los pedagógicos.
El objetivo del campamento pasa por fomentar la creatividad y el trabajo en equipo, viendo la tecnología como un medio para despertar en los niños el interés por aprender, adaptándose a las capacidades de cada uno: «La idea es que dejen de ser meros usuarios de la tecnología y pasen a crear sus propias cosas», explica José Luis.
Usarán para ello herramientas que pueden parecer complicadas, pero al haber nacido en la era digital las entienden muy fácilmente y estas les ayudan a prepararse para el futuro, ahonda Xoán Carlos: «Queremos que los niños puedan venir aquí a experimentar sin límites ni barreras. El objetivo es que todo lo que se les ocurra puedan trasladarlo a través de diferentes medios tecnológicos como una impresora 3D o un robot con fichas de Lego. Que inventen cosas con las que se puedan interactuar o jugar al Minecraft e inventarse todo un mundo», relata.
Diego, por su parte, analiza que el cambio que está surgiendo en la escuela, donde la teórica pura está pasando a un segundo plano y cada vez se experimenta más, reafirma sus convicciones. De hecho, explican, el próximo año los niños de secundaria podrán escoger robótica como una asignatura optativa más. «El cambio educativo ha llegado», añade Xoán Carlos, señalando que «el niño tiene que experimentar para aprender, no sólo escuchar. Aprender haciendo».
«Estamos ayudando a preparar a los niños de cara al futuro, que no va a tener nada que ver con lo que conocemos ahora. Trabajarán en profesiones que hoy todavía no existen, la gran mayoría, y el mundo tecnológico va a jugar un papel fundamental», concluye Xoán Carlos.

Dos semanas intensas
Los niños podrán participar en el campamento completo de dos semanas, sólo acudir a una o, también, en días sueltos. Comienzan a las 10:00 horas y rematan a las 13:30 horas, con merienda de media mañana incluida. Durante la primera tanda, del 4 al 8 de julio, conocerán los entresijos del diseño y la impresión en 3D. José Luis, el conductor de estas sesiones, nos cuenta que «comenzarán con herramientas muy intuitivas de modelado y dibujo en tres dimensiones para hacer después varias piezas y aprender cómo se envían a la impresora».
Para él es importante que entiendan el porqué de las cosas antes de fabricarlas con la impresora. Despúes podrán personalizarlas, pero antes las pasarán a Minecraft para que formen parte de su propio mundo virtual.
El Minecraft también será protagonista esa primera semana. Se trata de un juego libre donde el usuario no tiene unas tareas prefijadas, sino que lo que importa es desarrollar tu propio universo, puesto que cuenta con una gran capacidad de creación con la que personalizas eL escenario y decides cómo son las cosas: «En una herramienta pedagógica de mucha potencia. El fin es matar a un monstruo en el submundo, pero nadie va a matarlo porque lo interesante es el proceso. Además, socializas porque juegas con gente de todo el mundo en internet, hablas otros idiomas…», explica José Luis.
La robótica con Lego también estará presente en esta intensa primera semana. Diego y Xoán Carlos explican cómo a través del juego de montaje que todos los niños conocen se pueden crear pequeños robots con motores y sensores, para hacer máquinas en movimiento: «Al principio se trata una primera iniciación, porque después tendrán que saber tomar datos del entorno, aplicarlos y analizarlos para programarlos y hacer una serie de actuaciones. La segunda semana será más avanzado, a través de placas y conexiones, un poco más cercano a la robótica real», asegura Diego.
Además también tocarán el Makey Makey y el Scratch con los que, valiéndose de elementos conductores, los pequeños pueden crear auténticas guitarrás eléctricas con base de cartón, baterías con gelatina o pianos para tocar con los pies. Ya en la segunda semana, del 11 al 15 de julio, el Space Camp se centrará en Minecraft avanzado (electricidad, domótica y programación), y en robótica avanzada con la Placa Arduino.
Los niños eligen
Los tres coinciden en que este tipo de actividades son las que eligen los propios niños. Diego y Xoán Carlos, ambos profesores de extraescolar de Robótica en centros de la comarca, explican que el éxito reside en que son ellos mismos los que quieren acudir a la actividad aunque los padres no lo entiendan muy bien: «Cuando los vienen a buscar siempre les piden un poco más de tiempo», confiesan.
Aunque por el momento los chicos se decantan más por estas actividades que las chicas, en el Space Camp el número está bastante igualado, pero aún quedan algunas plazas vacantes y la lista de participantes no está cerrada.
La decisión de enfocar el tradicional campamento de verano de Espacio Vivo en la tecnología, explica Patricia Filgueira una de las responsables del centro, pasa por el éxito que han tenido hasta el momento los talleres que han hecho sobre Minecraft, robótica o impresión 3D, en los que han tenido que doblar plazas en más de una ocasión.
Para conseguir más información sobre este campamento tecnológico o inscribir a nuestros hijos podemos entrar en la web de Espacio Vivo, en su Facebook, llamar al 981 944 912 o mandar un WhatsApp al 608 065 276. Las plazas son limitadas a 12 por grupo y los precios van desde los 150 euros las dos semanas, a los 85 euros una semana o los 20 euros de cada uno de los días sueltos.
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