M. CORRAL | Ferrol | Jueves 19 octubre 2023 | 22:00
Conviene siempre celebrar que las mujeres vencen el síndrome de la impostora ―o, al menos, le dan esquinazo por un tiempo― y se lanzan a perseguir su deseo haciendo cosas para las que nunca se consideran suficientemente buenas. La última en incorporarse a esta lista es la ferrolana Coti Fojo, que este viernes 20 de octubre inaugura exposición de pintura en el Ateneo Ferrolán a las 20:00 horas.
Autorretrados, peixes e otras cousas estará en el emblemático edificio de la calle Magdalena hasta el 30 de noviembre y, además de la autora, el artista Fer Patiño tomará la palabra en la inauguración. No obstante, no perdemos la oportunidad de abordarla por WhatsApp y pedirle un par de pinceladas sobre sus inicios en la pintura y lo que nos espera visitando la que será su tercera muestra, después de exponer en el Café Sevilla de Ferrol y en el Ho! Gruf de Lugo.
Los y las que tenemos la suerte de seguirla en redes, ya habíamos percibido que de un tiempo a esta parte que su muro se llenaba de creaciones. De acuarelas tímidas al principio, pero engrosando el trazo cada vez más. «Realmente siempre he sabido pintar, me gustaba dibujar. Mi madre era maestra de Plástica y ella sí que pinta de verdad, no como yo», bromea Coti en el audio con el que responde.
Se lamenta, con humor, de que «nunca le he dejado que me enseñara nada, soy una imbécil, no he sabido aprovecharla porque ella tiene conocimientos, fue autodidacta y pinta paisaje, lo hace muy bien», aunque asegura que es exigente con la obra de su hija y solo ahora, últimamente, «dice que son bonitos». Coti empezó hace un par de años: «Antes no había pintado nada que se pudiese enmarcar, pintaba en los bordes de la libreta».
Lúa Gándara, Cedeira y Picasso
Fue en noviembre de 2021 cuando acudió a un taller que la artista Lúa Gándara impartía en Neda «y pintamos un cuadrito con manchas de colores y yo me lo pasé tan bien que dije: ‘Esto que me mola tanto, ¿cómo es posible que no lo haga nunca’». Coti, profesora, estaba ese año destinada en el instituto de Cedeira y allí, para pasar el rato en las tardes lluviosas, se lanzó a los pinceles. Primero pintó «pececitos, playas…» y al año siguiente recaló en A Coruña, en el IES Eusebio da Guarda, el centro en el que estudió Picasso.
«Son como muy fans de él y supongo que por eso empecé a pintar también caras», valora. En la muestra, avanza, podremos ver «gente con ojos distorsionados, poco equilibrados, grandes… Peces y… otras cosas. Hablar sobre lo que pinto es difícil… Pinto lo que me sale, así que es mejor que vayan a verlo. Me da un poquito de pudor exponer, mucho más hablar, así que pueden preguntarle a Fer Patiño…», bromea en referencia al artista que la acompañará en el estreno de este viernes. Toda la suerte del mundo.
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