FERROL360 | Miércoles 18 de junio de 2025 | 7:15
Doce años después del crimen que conmocionó a la comarca del Eume, Roger Serafín Rodríguez, único acusado de violar y asesinar a Elisa Abruñedo en una zona boscosa de Cabanas en 2013, se ha negado a declarar ante el Tribunal del Jurado en el arranque del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de A Coruña.
El acusado, que confesó el crimen tras ser detenido en 2023, alega ahora, a través de su defensa, un episodio de «disociación de la realidad» que, según su versión, le hizo pensar durante años que otra persona había cometido el asesinato.
Los hechos ocurrieron el 1 de septiembre de 2013, cuando la víctima salió a caminar cerca de su casa en la zona de Lavandeira. Según la Fiscalía, fue interceptada por el acusado, quien la golpeó en la cara, la arrastró unos 17 metros hasta una zona apartada, la agredió sexualmente y la apuñaló hasta causarle la muerte. Posteriormente, huyó del lugar y vivió durante una década sin ser identificado.
No fue hasta 2023 cuando la Guardia Civil logró su identificación gracias a una prueba de ADN. Rodríguez fue arrestado en su puesto de trabajo en Navantia Ferrol y, en ese momento, admitió su responsabilidad ante los agentes. Sin embargo, ante el tribunal ha optado ahora por el silencio.
La Fiscalía sostiene que el acusado actuó de forma plenamente consciente y pide una condena de 32 años de prisión —20 por asesinato y 12 por agresión sexual—, además de una indemnización de 200.000 euros para los hijos de la víctima.
La acusación particular, que representa a los hijos de Abruñedo, eleva la solicitud a 37 años y reclama una compensación total de 600.000 euros, al considerar que el crimen estuvo marcado por la alevosía, el ensañamiento y la violencia de género.
Por su parte, la defensa argumenta que Rodríguez sufrió una desconexión mental durante el crimen y pide al jurado una pena «justa», asegurando que el acusado no fue plenamente consciente de sus actos.
El juicio continuará durante la semana, mientras el jurado popular deberá valorar si acepta la tesis de la defensa o respalda las acusaciones, que consideran que la supuesta disociación no es más que un intento de eludir la responsabilidad tras más de una década de silencio
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