FERROL360 | Lunes 12 marzo 2018 | 13:02
Los creadores tienen la suerte de la inmortalidad. Su legado es eterno y seguirá removiendo los sentimientos aquellas personas que se topen con él tiempo después de que hayan emprendido el último viaje. Antón Varela, Tonecho, nos dejaba el 25 de julio, Día da Patria Galega, pero nunca va a despedirse del todo porque nos ha dejado sus composiciones, su música y sus instrumentos.
Un puñado de amigos -con el Real Coro Toxos e Froles, Carlos Núñez, Carlos Beceiro y las dos formaciones en las que participaba el luthier y gaiteiro, Os Cempés y Raparigos, a la cabeza-, se juntaron en la tarde de este domingo para recordar a Tonecho y rendirle un homenaje que, aunque promovido ya antes de su fallecimiento, no pudo llegar a tiempo.
Las localidades del Jofre se quedaron cortas y a las pocas horas de ponerse en taquilla las invitaciones volaron. El acto, conducido por Xan Silvar, fue una exaltación de nuestras raíces, de la cultura gallega como la máxima expresión de un pueblo que, aunque dispar, comparte la misma forma de la felicidad. Este domingo, el teatro ferrolano se convirtió en una lareira encendida para celebrar la vida como mejor puede hacerse: con nuestra música.
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