RAÚL SALGADO / MERO BARRAL | Ferrol | Sábado 24 octubre 2020 | 19:40
El viento empezaba a desmelenarse al pie de la ensenada de A Malata mientras en el interior de su pabellón estaban, básicamente, los imprescindibles. Una grada completamente vacía, apenas 20 personas en la restante. El primer partido para el Baxi a puerta cerrada tras empeorar el escenario sanitario se jugaba en el parqué y en lo extradeportivo.
Acostumbrado a hacer ruido, el equipo de Lino López tenía que combatir al silencio atronador del polideportivo. A una ausencia de aficionados más determinante de lo que se puede intuir, a la necesidad de que su trayectoria siga siendo ascendente por mucha inclemencia que le pueda rodear. Tardar en anotar no fue más que un espejismo.
Laura Fernández abrió la cuenta, había pasado algo más de un minuto. Dynn Leaupepe, que ha ensanchado sus galones, ejerce con jerarquía en el quinteto universitario, escruta las opciones para sí misma y para las que acompañan a la oceánica. Discurrió ajustado el electrónico en el primer segmento ante Vega Lagunera Adareva Tenerife.
Irene Garí, Anniina Aijanen… el tablero se resistía, pero el Baxi apuntaba una y otra vez. Resuelto el entuerto, confirmó su ascensión entre la música que reanimaba la soledad en los tiempos muertos. No creó demasiada inquietud el contrincante isleño y para ratificar el nivel se tiró de las que lideran con solera, caso de Patri Cabrera o Natalia Rodríguez.
La propia Cabrera firmó al ocaso del primer cuarto y le sucedió Sune Swart hasta que el 24-13 ondeó. Mientras en Barcelona se encaminaba a la meta un Clásico, las consignas de las azules se escuchaban a unos metros de distancia. Ya todo parece normal (o no). Con discreción, pese a la batuta local, las canarias apuntalaban una actuación no menos relevante.
Fueron trabajadoras e hicieron trabajar a sus oponentes ante ciertos repuntes al ataque. Con sus virtudes conocidas y la fe en la corrección de los errores con su margen de improvisación, el Baxi suplía con oficio el empuje en la cancha y que no hubiese aplausos ni siquiera cuando cambiaba jugadoras. En el ecuador, la cumbre se veía cerca: 53-20.
En una cita que olía casi a clandestina si tenemos en cuenta que hasta falló su transmisión vía web, el Baxi asumió por completo el trono. Se distanció, potenció la figura de una definida Irene Garí y partió desde atrás con nitidez. Al otro lado de la balanza, algunas inconcreciones en los lanzamientos desde un punto más lejano.
Amoldadas a aplicar el rodillo en este buen inicio de temporada, las ferrolanas progresaron en la escalada. Laura Fernández afiló el colmillo aferrada al balón y el tesón hizo olvidar leves inconvenientes. Las de Tenerife, de nuevo, tardaron en tomar la medida al compromiso y causaron más alboroto que nueces en la parcela anfitriona.
Sin prisa y sin pausa, el diferencial no dejó de elevarse, a diferencia de un cuadro tinerfeño que se desenchufó en el tercer parcial. De hecho, el desgaste físico hizo mella y por más que se afanó ni siquiera pudo encestar hasta que quedaban 3 minutos para el último período. Sin embargo, ya no había vencedor por dilucidar. Estaba todo claro como el agua.
77-25, más de medio centenar por encima al arrancar el último cuarto, y los 10 finales depararon las sorpresas justas. Siempre atareado, el Baxi acabó de cimentar el edificio de su triunfo sin que algún titubeo de las amarillas, cada vez más agarrotadas, le desviase de su senda; al acabar, 96-39. Entre tanto silencio incómodo, el ruido agradable de las de A Malata.
(Fotos: Mero Barral© – 2020. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.)
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