FERROL 360 | Lunes 5 de mayo de 2025 | 12:32
Pasar el verano en la costa de Ferrolterra ya no es necesariamente una opción económica. Con la llegada de la temporada alta, los precios del alquiler vacacional se disparan en la comarca, y hay viviendas que alcanzan cifras difíciles de digerir: 3.000, 4.000 y hasta 6.000 euros mensuales por casas que hace apenas unos años apenas se publicitaban fuera de su entorno más cercano. La zona está de moda, y eso se nota en el mercado.
En Doniños, por ejemplo, una casa de tres plantas y 280 metros cuadrados se alquila por 6.000 euros al mes. Tiene cuatro habitaciones, vistas al mar y una finca privada de mil metros cuadrados con portalón automático. No hay piscina, pero sí parquet, calefacción de gasoil y mucha cercanía a la playa de Penencia. Por 3.500 euros, se ofrece también por quincenas. No es la única en esa playa: otra casa más pequeña, de apenas 75 metros, se anuncia por 3.200. A ese precio no se alquila el tamaño, sino la proximidad al mar.
Cabanas, un clásico para los veraneantes
En Cabanas, donde los veraneantes buscan desde hace décadas algo más que sombra de pinos, los alquileres también se han puesto serios. Un chalet de cuatro dormitorios con jardín y garaje, a un minuto de la playa, se alquila en julio por 4.400 euros. En el paseo de A Madalena, un piso bajo de dos habitaciones y 65 metros se acerca peligrosamente a los 3.000. Está en primera línea de playa y tiene garaje: una promesa para no tener que mover el coche durante semanas.
Tampoco Ares se queda atrás. Allí, una vivienda de tres dormitorios con vestidor, jardín robotizado y barbacoa bajo porche se alquila por 4.000 euros al mes. Todo está automatizado: desde las persianas eléctricas hasta el riego del césped. El acceso a la parcela es con portal motorizado y hay un cuarto de lavandería con su propio almacén. Es lo que ahora se llama «lujo tranquilo».
Fene y Valdoviño

En Fene, una villa rehabilitada de más de 200 metros con casa anexa, piscina, merendero y árboles frutales se anuncia por 3.500 euros. Tiene seis habitaciones, dos cocinas y hasta calefacción por hilo radiante, por si viene uno de esos días que no sabes si ponerte chanclas o bufanda.
En Valdoviño, los precios también oscilan entre los 3.000 y 4.000 euros, según el mes. Hay casas de piedra reformadas, algunas con bodegas, garaje doble y baños exteriores. Se alquilan con la idea de «desconectar con los tuyos», pero el precio puede conectar rápidamente con la realidad.
Cedeira, una villa costera de ensueño
En Cedeira, una casa de piedra al borde del acantilado se vende como «experiencia de cinco estrellas» y se alquila por 3.000 euros al mes. Está cerca de San Andrés de Teixido y presume de tener «las mejores vistas de la costa». En Mañón, una vivienda de tres plantas y siete habitaciones se publicita por 2.900 euros… pero solo para la segunda quincena de agosto.
Ferrolterra siempre ha tenido un verano atractivo, pero lo que está ocurriendo ahora tiene más que ver con una burbuja en crecimiento que con una tradición. El alquiler vacacional ha redefinido la comarca. Lo que antes eran casas de uso familiar o de veraneo discreto, hoy se han convertido en productos de alto valor que compiten en portales nacionales e internacionales. El perfil del visitante también cambia: ya no es solo gente de la zona o gallegos que vuelven en agosto. Ahora hay alemanes, franceses o madrileños que pagan lo que haga falta por tener el mar al alcance del salón.
La pregunta, claro, es cuánto durará esta tendencia. Porque si algo está claro es que no todo el mundo puede o quiere pagar 6.000 euros al mes por pasar julio en Doniños. Aunque tenga vistas.
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