MARTA CORRAL | Ferrol | Jueves 10 diciembre 2015 | 9:29
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En la ciudad naval, forjada a los pies del astillero, resulta paradójico que la historia, en muchas ocasiones, haya pasado de puntillas por las huellas del movimiento obrero en Ferrol.
Los ferrolanos pueden conocer al dedillo la historia de la Armada en la ciudad, el Modernismo o el Ferrol Ilustrado, pero la cronología del sindicalismo se pasa por alto incluso en los centros educativos, donde tristemente hemos podido constatar que no se conocen, ni siquiera, los sucesos del 10 de marzo del 72.
La Concellería de Normalización Lingüística del Concello de Ferrol se ha echado a la espalda la ardua tarea de recuperar ese trozo de la historia que parecen habernos robado, poniendo el valor el trabajo y la dignidad de los miles de hombres y mujeres valientes que lucharon para legarnos unas mejores condiciones de vida.
Bajo el título Ferrol Rebelde. Un paseo por cen anos de historia obreira, se ponían en marcha el pasado domingo las rutas interpretativas por este Ferrol oculto, que se prolongaron hasta este miércoles y se retomarán en Navidad.
Ferrol360 no ha querido perderse el estreno de esta iniciativa y se ha zambullido de lleno en episodios de la historia ferrolana que desconocía. Capítulos que nos llenan de orgullo, como el congreso mundial clandestino que se organizó en el Ateneo para intentar parar la Gran Guerra o la huelga del aceite, pero también de tristeza, sabiendo que hubo quién perdió la vida por el camino.
Diez puntos clave para 100 años de historia obrera
Desde el palco de la música del Cantón y hasta el portal donde murió desangrado Moncho Reboiras, Marcos Abalde, experto en interpretación del patrimonio, ejerció de Cicerón y nos llevó de la mano por esa cara B que ha estado todo este tiempo ante nuestros ojos sin ser mostrada.
Con dos participantes de excepción el día que este periódico realizó la ruta, la historiadora Manuela Santalla y Juan Carlos Rico, 64 personas disfrutaron de la iniciativa durante este puente, escuchando durante hora y media la historia obrera que tan bien recoge Santalla en sus libros, recorriendo diez puntos clave donde sucedieron los acontecimientos.
En el Cantón, en la esquina donde un día estuvo el edificio del Ayuntamiento -que Abalde muestra a los participantes en su tablet con una foto original-, el guía comienza su relato en 1872, con la hazaña de los más de mil hombres que salieron de la Puerta del Dique para tomar el Concello, la plaza de Armas y Batallones, asaltando la cárcel -ahora sede de Afundación-, para liberar a los presos políticos.
Aunque esta Xunta Revolucionaria fracasa, se adelanta unos meses a la proclamación de la I República española, y se apoya en el primer periódico obrero de Galicia editado en Ferrol, El Trabajo.
La segunda parada es la plazuela de las Angustias, muy cerca de la placa dedicada al fundador del PSOE y la UGT, Pablo Iglesias, y con la vista puesta en el portal número 4. Esa fue la sede de la primera agrupación socialista de Ferrol, con Francisco Fernández García a la cabeza, el que fuera primer concejal socialista de Galicia.
Allí se editaba el periódico El Obrero y desde allí se convocó la primera manifestación del Primero de Mayo que, si bien en esa ocasión no contó con un gran éxito, en 1891, pese a su prohibición, tendrá lugar junto con un mitin, siguiendo el llamamiento de Francisco Fernández: «A la una y a las ocho en la Federación, Plazuela de la Angustia, 4 ¡Viva la jornada de ocho horas!».
De esa primera sede socialista a la casa donde vivió el Ingeniero Comerma, en la calle Magdalena. El técnico catalán vendría a Ferrol para encargarse de la construcción del dique Reina Victoria Eugenia, pues el de la Campana se había quedado pequeño. Estamos en la «época de los ingleses».
En la obra trabajaron, desde que se inició en 1909 y hasta su inauguración en 1912, obreros y mujeres cargadoras en «condicións dun abuso bestial, precariedade absoluta», explicaba Abalde: «Neste punto non lembramos a Comerma, que vivíu moi ben, senón a todas esas mulleres e homes que co seu traballo construiron o dique. Non foi Comerma o que o construíu».
El contexto propició entonces la conocida como «folga da paga», en la que hasta seis mil personas acudían a los mítines para reivindicar mejores condiciones laborales en la Constructora.
Parar la Gran Guerra
El edificio del Ateneo, también en la calle Magdalena, es la siguiente parada de la ruta. Allí, Abalde nos presenta a José López Bouza, el emigrante retornado que junto a Raimundo Castro había sido uno de los principales cabecillas de la huelga de 1913.
Fue uno de los máximos impulsores del Ateneo Obrero Sindicalista y de la Comisión Pro Enseñanza Racionalista, y uno de los impulsores del Congreso Internacional de la Paz, convocado a comienzos de 1915 para reunir a socialistas, sindicalistas, anarquistas y sociedades obreras de todo el mundo para terminar la Primera Guerra Mundial.
Una cita que será prohibida por el presidente español, el conservador Eduardo Dato, obligando a los convocantes a realizarlo clandestinamente. Su idea era que todos los obreros del mundo parasen para detener el conflicto, algo que no lograron, obviamente, pero que sirvió para sentar las bases de la CNT a nivel estatal.
El Ferrol republicano
Abalde recuerda que durante la II República la calle Magdalena se conocía popularmente como la calle Roja, puesto que aglutinaba en sus manzanas no sólo el Ateneo, sino también la logia masónica que dirigía el anarquista Francisco Suárez, la Escuela Racionalista, la casa de Hildegart, el local del Partido Comunista y de la CNT.
Siendo conocida, asimismo, Amboage como la plaza Roja, puesto que en ella se daban cita las manifestaciones y los mítines.
Cerca, en la calle Real, donde hasta hace poco se encontraba la tienda textil Springfield, Abalde explica que en esa época republicana el edificio albergó el Centro Obrero de Cultura, «a máis importante institución de Ferrol nese tempo».
Contaba con la biblioteca más completa -más de 10.000 volúmenes-, en la que se ilustró Torrente Ballester y dió su primera conferencia Carvalho Calero; pero también con una escuela para huérfanos y sección de Historia Natural, para «elevar o nivel cultural dos obreiros».
Continuamos hacia el punto donde, quizás, más desapercibidos pasen los vestigios de ese segundo período republicano: el edificio de Correos. Tanto la portada del inmueble como la vidriera de su interior reproduce el escudo de la República, algo que muchos ferrolanos desconocen y que sorprende que siga en pie tras el Franquismo.
El golpe Franquista
La plazuela de las Angustias número 4 vuelve a ser una nueva parada en el camino. Allí seguía editándose El Obrero, además de dar cabida a la UGT, al sindicato de descargadoras y otras secciones, porque como recuerda Abalde, «o socialismo tiña moita forza en Ferrol».
Con López Bouza de presidente de la Diputación y entregando el Estatuto de Autonomía en Madrid en el 36, llegamos al «golpe de Estado militar, fascista e españolista», según Abalde, del 18 de julio.
Con la lectura de las instrucciones que daba el General Mola en su directiva del 25 de mayo del mismo año: «Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado»; nos sumergimos en el Ferrol franquista, donde los edificios que conocimos hasta el momento, pasan a convertirse en sedes de la Falange o dependencias del Régimen.
López Bouza fue fusilado. El alcalde Quintanilla, fusilado. Xosefa Gómez Mera, cabeza del sindicato de descargadoras, fusilada.
La clandestinidad
Llegamos al número 59 de la calle Carlos III, en Esteiro -antes de la reforma del barrio, San Carlos-, para conocer la casa del republicano Arsenio Espilla, en la que se fraguaría la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas. Una organización transversal creada en octubre de 1944 por organizaciones políticas y sindicales españolas ideológicamente diversas -republicanas, socialistas y libertarias-, que pretendían acabar con la Dictadura y restablecer la democracia.
En el mismo barrio obrero de Esteiro, Abalde explica que fue también en el Astillero donde se celebró la primera huelga de Galicia en la época de Franco. Fue la llamada huelga del aceite, en 1946, que sacó adelante Segundo Vilaboy, Secretario Político del comité ferrolano del Partido Comunista.
Consiguieron que el Régimen no bajase de un cuarto a un octavo de aceite la designación, pero la represión fue brutal. Vilaboy se echó al monte, pero fue capturado y condenado al garrote en la cárcel de Caranza.
La puerta de la Memoria
El muro del Astillero es nuestra siguiente parada. Allí, junto a la verja desde donde se ve el edificio de dirección, la misma por la que accede el personal de Defensa al Arsenal, Abalde nos muestra el vestigio del momento cumbre del sindicalismo reciente no sólo en nuestra ciudad, sino también en Galicia.
Unas pequeñas escaleras, de no más de metro y poco de ancho, que conducían a una puerta de la Factoría que muchos ni recordamos pues se tapió tras los sucesos del 72. Estamos, precisamente, en los momentos anteriores a la muerte de Amador y Daniel.
El histórico sindicalista ferrolano Julio Aneiros fue uno de los dirigentes sindicales que se entrevistó en París con el entonces secretario general del PCE, Santiago Carrillo, en 1961 para diseñar la estrategia de actuar internamente en los sindicatos franquistas que derivaría en la creación de Comisiones Obreras.
La idea era tomar el Sindicato Vertical y, en ese contexto, se dieron grandes manifestaciones en Ferrol, con unos 6.000 vecinos pidiendo que no se cerrasen obras civiles como la PYSBE o la maderera.
En el 72 Bazán estaba negociando el convenio, ninguneando a la plantilla ferrolana, mientras los trabajadores ferrolanos se organizaban en multitudinarias asambleas. El 9 de marzo la empresa decidió suspender de empleo y sueldo a José María Riobó, Manuel Amor Deus, José Díaz Montero, Ramiro Romero, José Miguel Rey y Alfonso Couce, para intentar parar el movimiento.
«Entón ese Ferrol rebelde, que non claudica, ese Ferrol solidario», como señaló Abalde, pidió la readmisión a través de la protesta de 5.000 «obreros solidarios» del astillero, entrando los grises por primera vez en Bazán, teniendo los operarios que salir por esa puerta minúscula que después se tapió.
«Foi unha estampida. Houbo obreiros esmagados. Houbo Policía fora e dentro. Foi coma un sandwich de obreiros», relató Abalde.
El 10 de marzo
El guía relata los hechos inolvidables de esa jornada: las puertas cerradas para los diferentes turnos, los obreros organizándose en el Cantón para ir hasta Caranza a juntarse con compañeros históricos que ahora vivían allí tras la demolición de Esteiro y con los de Astano, para volver todos juntos a Ferrol.
Calle Rubalcava, plaza de Armas, Galiano, plaza de España, carretera de Castilla y As Pías. Allí esperaban los grises, con orden de disparar a matar.
Amador y Daniel murieron por disparos en la cabeza y el corazón, mientras casi una veintena de obreros también presentaban disparos, como quedó patente en la lectura del parte de ‘balas’ que facilitó el guía.
Muertes y balas que consiguieron poner fin al Sindicalismo Vertical, que se conmemora anualmente en el Día da Clase Obreira Galega.
Moncho Reboiras
El portal de la calle de la Tierra sí porta una placa recordando al sindicalista gallego. Murió allí, desangrado, después de recibir ráfagas de hasta 100 disparos de la Policía Franquista.
Reboiras era el responsable de la facción obrera de la UPG y el «xérmolo do sindicato nacionalista que é a CIG hoxe en día», según Abalde, quien explicó las últimas horas del sindicalista ese 12 de agosto del 75.
«A bandeira vermella»
Abalde concluyó su relato de 100 años de historia obrera asegurando que «a mellor homenaxe aos méritos obreiros é tomar de novo a bandera vermella da emancipación», recibiendo aplausos y felicitaciones de los asistentes.
Manuela Santalla mostró su respaldo a la iniciativa, asegurando que le había servido para volver sobre esa parte de la historia.
Mientras, los más jóvenes del grupo, una pareja de apenas 25 años que anotaban en su cuaderno cada explicación, reconocían que este tipo de cosas «hai que aproveitalas», para conocer un poco más de la historia de su ciudad.
A esta ruta le precede una sobre la figura de Carvalho Calero, a la que han asistido los centros educativos de Ferrol, y le seguirá también otra sobre las Irmandades da Fala.
Además, este Ferrol Rebelde volverá a recorrer las calles los días 21, 22, 28, 29 y 30 de diciembre. Habrá dos salidas cada día, a las 11:30 y a las 16:30 horas, desde el palco de música del Cantón. Son gratuitas y hay que reservar plaza con anterioridad en el 640 651 314.
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