SANDRA REGO | Ferrol | Domingo 25 agosto 2013 | 16:40
La tarde del sábado pintaba tranquila tras el espectacular festival ochentero. En la explanada del Sánchez Aguilera comenzaban las pruebas de sonido para que el Electrolatino Official Fest hiciera temblar Ferrol a partir de las ocho. Sin embargo, un imprevisto hizo que el concierto se aplazara hasta entrada la noche. El viento jugó una mala pasada e hizo que el escenario se inclinara de tal forma que la plataforma peligraba.
«De repente vino una ventolera y vimos que se torcía el escenario», contaba Critika más tarde a Ferrol360. La capacidad de reacción no se hizo esperar y, antes de suspender el concierto, lo sustituyeron por uno móvil traído desde Ordes. A las ocho, hora en la que en teoría comenzaría el espectáculo, los operarios trabajaban rápido para dar comienzo al festival lo antes posible.
Fuera, la cola cada vez era mayor. La carretera hacía de frontera entre las dos aceras; en la izquierda los padres aguardaban a que sus hijos entraran y en la opuesta, los hijos esperaban a que sus padres les dejaran ese ratito de libertad. Con autorización, claro.
A las diez y media abrieron las puertas. Mientras seguían con los últimos retoques del nuevo escenario, comenzaron las primeras carreras a lo largo de la explanada para coger un sitio en primera fila. A cuentagotas, eso sí. Un equipo de seguridad hacía controles exhaustivos a la entrada para que no hubiera ninguna sorpresa más durante el festival.
El Electrolatino Official Fest daba comienzo con Álvaro Veiga, que hizo el rol de showman presentando y pinchando los temas del momento. Pero Ferrol se vino arriba en cuanto subieron los canarios Critika y Saik.
Imposible de olvidar y Solo juega un corazón fueron las canciones románticas de la noche que el público cantó a voz en grito. Sergio Bello, o lo que es lo mismo, Critika, no paró de dar vueltas por las inmediaciones del escenario al finalizar su número, levantando pasiones no correspondidas en la primera fila.
Pasada la medianoche llegó el turno de DJ Josepo, que ambientó el recinto militar con una sesión más electro que latino. Remezclas con Flo Rida, Macklemore y esos cantantes que, seguramente, desconocen aquellos que habían llenado el recinto un día antes. Una cuenta atrás anunció el momento que las cerca de tres mil personas habían estado esperando; sonaba Mal de amores. El éxito del verano en todas las discotecas del país.
Juan Magán eclipsó el escenario con todos sus temas más conocidos durante una hora. Los gritos sonaban más alto que la música de los altavoces. Ella no sigue modas, Chica latina… Los jóvenes ferrolanos cantaban uno tras otro los éxitos del verano. Ojalá se aprendieran tan bien los exámenes del instituto. Canciones recientes y otras no tanto. Algunas suyas y otras, colaboraciones o remixes con otros artistas.
«Hay gente que piensa que vengo a pinchar una sesión de música ochenta por ciento propia y otro veinte por ciento que no tiene que ver conmigo. Pero si lo pongo es porque he participado en ella», explicó Juan Magán amablemente a Ferrol360. Era su segunda vez en Ferrol y reconoció que adoraba esta tierra; su comida y la gente.
En cuanto a fiestas, Magán admitió que no era partidario de la fiesta de Ibiza, la isla reina de la noche, y que prefería cualquier otra comunidad para salir.
Ferrol360 quiso preguntarle el porqué de ese cambio en el que los DJs dejaron de hacer música para convertirse en cantantes, a lo que respondió que «no siempre. Hay DJs que no cantan. Creo que han visto que se puede ofrecer algo más y no solo pinchar, que todos pueden hacerlo a través de una máquina. Es una buena manera de animar al público que, al final, son ellos a los que nos debemos».
Cuando Magán se despidió de los asistentes, la fiesta no terminó. El electrolatino, esa mezcla entre house y música pop, siguió sonando de la mano de José de Rico, con canciones como la famosa Rayos de sol; y con el joven Danny Romero que, con tan solo 18 años, ha arrasado en las listas de ventas con sus temas Agáchate y Motívate.
Y por si no fuera poco, y la madrugada muy larga, algunos continuaron su propia fiesta electrolatina en los pubs de la ciudad al finalizar el «breve» espectáculo de seis horas.
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