FERROL 360 | Jueves 27 de febrero de 2025 | 10:50
Anxo Leira tiene diez años y ya se ha hecho un hueco en el mundo del motocross y el supercross. Natural de Monfero, lleva desde los cuatro años sobre una moto, con una corta carrera que ya lo ha llevado a proclamarse campeón de supercross en Galicia y Asturias de 2024 y a dar sus primeros pasos en el campeonato nacional. Su padre, Alfonso, ha estado con él desde el principio, compartiendo su pasión por este deporte y acompañándolo en cada competición.
«Todo empezó cuando le regalamos una moto con cuatro años», recuerda Alfonso. «Siempre me han gustado las motos y, cuando vi que tenía la madurez suficiente, decidí comprarle una. Al principio solo andábamos cerca de casa, pero vi que le gustaba y que se le daba bien, así que decidimos dar un paso más». Fue entonces cuando contactaron con Román Pérez, un piloto ferrolano con títulos en motocross y supercross.
A los seis años, Anxo ya competía en Enduro, una modalidad que se desarrolla en terrenos naturales, sin saltos artificiales, y en la que se mide el tiempo de cada recorrido. En aquel momento, el motocross en Galicia estaba pasando por una época de pocas competiciones, lo que lo llevó a participar en una liga paralela antes de incorporarse al circuito federado.
Campeón de Galicia y Asturias
El primer año en una competición oficial llegó en 2024 y los resultados no pudieron ser mejores: se proclamó campeón gallego y asturiano de supercross en la categoría de 65cc. También debutó en el campeonato nacional, donde en su primera carrera en Aragón logró un 18.º puesto, compitiendo contra 46 pilotos de toda España. «Era su primer contacto con un campeonato de este nivel y lo hizo muy bien», señala su padre. «Ya ha corrido en Aragón y ahora le quedan Castellolí (Cataluña), Sevilla y Lugo».

Pero el motocross no es solo dedicación y esfuerzo, también implica un desembolso económico que no todas las familias se pueden permitir. «La moto de Anxo, una Yamaha IZ de 2024, costó 5.400 euros», explica Alfonso. «Y eso sin contar el mantenimiento, las inscripciones, los desplazamientos… En el campeonato de España hay niños con equipos que los patrocinan, pero nosotros asumimos todos los gastos». A pesar de ello, la familia apoya sin la pasión del pequeño piloto. «Siempre le hemos dicho que haga lo que le haga feliz; aunque le gusta el fútbol, su prioridad es la moto».
Lesiones y fracturas
Aunque el padre de Anxo esté contento de que el niño tenga esta afición, la madre sufre más cuando lo ve correr. Porque aunque se trate de categorías inferiores, el motocross sigue siendo un deporte de riesgo. Anxo ya ha sufrido varias caídas. En una de ellas, con solo ocho años, se fracturó la clavícula. «El miedo es algo con lo que hay que convivir», admite su padre. «Pero lo importante es entrenar bien y aprender la técnica adecuada», y justo la técnica es donde destaca Anxo.
Para este año, los objetivos «intentar quedar entre los quince primeros del campeonato nacional y, en el gallego, lucharemos por repetir el título», explica Alfonso. Con una evolución constante y el apoyo incondicional de su familia, Anxo sigue creciendo sobre la moto y logrando más hitos.
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