RAÚL SALGADO | Narón | Jueves 22 septiembre 2016 | 23:00
Un vigilante de seguridad pasa varias hojas hasta encontrar el nombre que busca en el listado. Va a ser un día de mucho ajetreo en Pull&Bear. Todo es diáfano y limpio en el recinto de Río do Pozo, que exhibe poderío y reivindica una mezcla perfecta entre rabiosa actualidad y nostalgia vintage en detalles y prendas.
La firma del grupo Inditex lanza cada colección a la espera de comprobar «si el cliente la acepta», relata Jesús Echevarría. El director general de Comunicación y Relaciones Institucionales del emporio textil alude a una «interacción permanente», aspiran al eterno «dinamismo» para saber «qué quiere el cliente».
600 diseñadores al servicio de una misma causa, colecciones diferenciadas en función de los hemisferios del globo y dos envíos semanales a tiendas. «El gusto del cliente no es el mismo» al cabo de «tres meses», por lo que es preciso estar en constante evolución. Remarcan el «efecto tractor» para «mucha empresa auxiliar» desde su parcela de 45.000 metros cuadrados en Narón.
Un modelo que posibilita que «cada tienda va perfilando» su estrategia «en relación a su cliente». Cada país es diferente, cada localidad presenta demandas particulares. Las 900 tiendas de Pull&Bear en todo el mundo reciben lo reclamado en un plazo no superior a 48 horas, límite para las más distantes en el planeta.
Rechazaron desde un inicio las «tácticas de marketing masivas», indica Jesús Echevarría, que ensalza la «obsesión porque la imagen sea la mejor» en cada delegación. No hay escaparate como tal, que «el escaparate sea la propia tienda». Un equipo de arquitectos desarrolló el llamado concepto «California», ya plasmado en la reciente reforma de Pull&Bear en Dolce Vita Odeón.
«Maderas, iluminación y ecoeficiencia» son las claves. Ya buscan que el 100 % de las tiendas plasmen esas pretensiones cuanto antes. Trabajo minucioso, «colecciones coordinadas» que no están hechas «al azar» y que alcanzan la «combinación adecuada». Que en cada pared haya «cosas que combinen entre sí».
La misión, tener un «edificio inteligente» en un «entorno de bosque gallego». Orientar la nave de modo adecuado, la importancia de la iluminación para una planta de 180 metros de largo y 80 de ancho. Así lo concreta el director general de Comunicación del grupo, que pone en valor la «luz equilibrada y neutra» que se ha conseguido.
José Manuel Carnota comandó el desafío de ingeniería que suponía este proyecto. Afirma que se ha podido ahorrar en un 50 % en cuanto al consumo de agua, que se recicla. Un 20 % de ahorro energético a mayores del que ya se presentaba, prácticamente no se consume energía térmica en este centro fabril inmerso en un «bosque típico gallego».
Se pudieron recuperar «todas las especies arbóreas» e incrementar la calidad de vida de la plantilla con ideas como una pista, un sendero «para ponerte en forma». En un complejo en el que el grueso de sus trabajadores abandona el puesto a eso de las seis y media de la tarde; buena parte de ellos llegan cada día desde A Coruña.
Un paseo por pasillos y oficinas ayuda a comprobar la faena diaria en áreas como la de diseño, que actúa para que países no muy afines a las tendencias de la moda se incorporen al carro. Es el caso de Rusia, cuyo repunte en el nivel de vida la ha encaramado a un segundo puesto en el listado de ventas de Pull&Bear por detrás de España.
Una falsa tienda piloto aparece ante nuestros ojos, pero no se pueden sacar fotos. Es lo que se verá en tiendas en próximas campañas, alto secreto. Zona específica para jóvenes de 12 a 18 años, un segmento decisivo, y las estancias abiertas de compradores y comerciales. Se habrán preguntado qué es lo más vendido: nos dicen que las camisas de cuadros.
«Ha cambiado la manera de llevarlas» porque se han alterado partes como los hombros, pero persiste la esencia. Lo que al gran equipo no le gusta es lo que suele calar entre la audiencia; justicia divina, qué nos van a contar a los periodistas. Ilustradores o creativos preparan las camisetas, el producto estrella.
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