MARTA CORRAL | Ferrol | Lunes 2 septiembre 2019 | 14:13
Todavía hay artistas dándoles las últimas pinceladas a sus obras este lunes de resaca artística en el barrio alto de Ferrol. Las Meninas han vuelto a nacer, como cada año, en las paredes de Canido de la mano de Eduardo Hermida y su equipo, que estaban recogiendo sus bártulos esta mañana en el estudio del pintor.
Satisfechos y agotados, tras más de tres días de intenso trabajo, Hermida hace balance para Ferrol360, admitiendo que «hemos batido récords de todo tipo: de participación, de calidad, de implicación…». La empresa externa que 1906 -una de las compañías colaboradoras- contrata para hacer mediciones a lo largo de las jornadas en distintos puntos del barrio ha cifrado en más de 100.000 personas la afluencia total.
«Estoy muy contento», confiesa el promotor, que el sábado ejercía de Cicerone para el alcalde, Ángel Mato, y otros ediles del Gobierno visitando, entre otros lugares, el furancho que recaudaba fondos para la Sociedad Deportiva. «Estaban encantadísimos, estaba el barrio espectacular», recuerda Hermida, añadiendo que «hay tan buen rollo entre todos… Es como si fuéramos una gran familia celebrando el cumpleaños del abuelo o algo así».
Hacer coincidir el fin de las fiestas de Ferrol con la cita artística no ha hecho más que multiplicar la afluencia y, reconozcámoslo, en gran medida masificar unos servicios que, en su mayoría, no estaban preparados para tal avalancha. La barra del escenario principal, por ejemplo, se quedó muy escasa para el público que acudió al concierto de Celtas Cortos. Detalles que, eso sí, servirán seguro para mejorar todavía más de cara al año que viene.
Preparando Las Meninas 2020
«Habrá siguiente edición, claro, pero tenemos que seguir dándole una vuelta porque casi no quedan paredes. Este año hemos intentado propuestas nuevas, como el jardín vertical, y hemos llegado hasta los límites con Santa Mariña, pero creo que en 2020 me voy a centrar en recuperar el aspecto rural de la Aldea de Canido creando construcciones en los espacios verdes, como espantapájaros con forma de meninas. Delimitar microespacios artísticos y funcionales que sirvan también para plantar, como lo que empezamos este año en el huerto de la calle Lili».
Hermida recuerda que cuando él era pequeño ya el barrio vivía una decadencia: «Estaba castigado, había miseria en las casas y los negocios… vivíamos muy empobrecidos. Esa tristeza contra la que empecé a luchar en 2008 viene de mucho más atrás». Ahora, relata, «es un barrio muy cambiado, el mejor para poder vivir. Lo que estamos construyendo supone un antes y un después, estamos viviendo esa transición».
Una más que necesaria señalización
El artista espera que los visitantes puedan disfrutar «del buen arte, de unas 400 obras que suponen una pinacoteca brutal. Que se fijen en cada uno de los rincones, que seguro que descubrirán una menina que les sorprenda, y que seamos capaces de contagiar que, con esperanza e ilusión, se pueden conseguir cosas».
Instando al Concello a que realice un mapa y una señalización para que los turistas no se pierdan por las calles del barrio y puedan ver todas las meninas, incluso las más de 30 que se llevaron a la realidad aumentada, Hermida ha querido agradecer a todo el vecindario el «haber creado ese espíritu de convivencia en el que los artistas, los que trabajamos en el evento y ellos formamos una masa ejemplarizante de comunidad perfecta».
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