MARTA CORRAL | Ferrol | Jueves 30 octubre 2014 | 15:50
Lejos de los ceremoniales que en otras ocasiones surgían en torno a esta operación, Navantia Ferrol colocaba este jueves a las 12 del mediodía la quilla del flotel que la empresa está construyendo para la compañía mejicana Pemex en un acto interno. No ha habido invitados externos ni medios de comunicación, como fue habitual en otras ocasiones.
La anterior puesta de quilla que albergó el astillero nos hace volver la vista a febrero de 2011, cuando se colocó en el LHD Adelaide, celebrada casi a la par que la botadura de su gemelo, el Canberra.
En esa ocasión sí se llevó a cabo el tradicional acto de colocación de la quilla sobre una moneda de plata, en la grada 3 de la constructora, con la presencia del Jefe de la Marina de Australia, Almirante Rus Crane, el responsable de Navantia, Luis Cacho Quesada y los periodistas acreditados.
En un comunicado de prensa, Navantia califica el acto de «hito contractual» y se reafirma en su compromiso de cumplir el calendario establecido para la entrega del flotel en julio de 2016, un plazo de entrega de 29 meses de construcción y un mes de traslado a México.
El astillero ferrolano comenzaba el corte de chapa en el mes de mayo, por lo que atendiendo a esos 29 meses, la entrega se produciría en octubre y no en julio como pretende la empresa. Motivo que han esgrimido desde la dirección para justificar el reciente desvío de ocho bloques del flotel al astillero andaluz de Puerto Real.
«Non coñecemos a esta empresa»
Lito Blanco, portavoz del comité de empresa de Navantia Ferrol, aseguraba este jueves que la puesta de quilla «non é un acto alegre para a empresa» como lo había sido en otras ocasiones. El retraso acumulado en la ejecución del buque y la estrategia productiva que está llevando a cabo Navantia «non é habitual».
«Se está facendo en bloques moito máis pequenos, máis parecido a unha estratexia constructiva dun estaleiro pequeno» denunciaba Blanco ante los medios de comunicación congregados en la puerta principal del astillero, argumentando que se trata de un modelo organizativo que no es propio de la empresa, que está originando problemas en la producción y con el cual no comulgan: «Non coñecemos a esta empresa, da a sensación de que estamos traballando en unha empresa completamente distinta» señaló.
La centralización «esaxerada» del nuevo modelo es otro de los problemas a ojos del comité de empresa, que advierte de que «non se poden tomar decisións da construcción a máis de 600 quilómetros» y piden a Navantia «sentido común» para replantearse el modelo y analizar las relaciones laborales con la plantilla.
Relaciones que, según Blanco, han provocado situaciones que nunca se habían dado en el astillero, como la negativa a los trabajadores para que puedan acompañar a sus hijos menores al médico o a sus parejas a sesiones de quimioterapia: «Xa non estamos na Bazán do seu día nin na Navantia actual» concluyó.


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