M.C. | Ferrol | Jueves 15 marzo 2018 | 13:52
Si hay algo que no puede faltar en toda celebración -además del vino, obvio- es la música. Cantar y bailar a pleno pulmón, hasta quedar exhaustos, es nuestra idea de felicidad. El arte de encadenar las canciones adecuadas para cada momento no es algo que posea cualquiera, pero la empresa ferrolana Mas Music atesora el secreto para hacernos gastar pista como nadie desde hace la friolera de 15 años.
Nacida en 2003 de la mano de Tomás Romero, Masito para los míticos, acaba de celebrar este aniversario por todo lo alto en La Olímpica de A Coruña. Poniendo banda sonora a bodas por toda España, el equipo de Mas Music ha crecido incorporando a pinchas ferrolanos como Fon, Andrés o Alfonso, pero también coruñeses como Rubén, Joaquim y Pablo. Además, cuentan ya con una delegación en Levante.
Unos 1.500 enlaces a sus espaldas dan para mucho, sobre todo, para establecer una radiografía de las preferencias del público. Porque, aunque sus cabinas convertidas en altavoces vintages delatan un gusto musical muy específico, ellos se adaptan a lo que quiere cada cliente y a lo que demanda la fiesta en cada momento, incluso ofreciendo pinchadas con vinilos que son una auténtica gozada para los melómanos.
Los clásicos básicos capaces de levantar el bajón más profundo siempre están a mano y, así, pueden encomendarse a Raffaella Carrà o a los Beatles sin pestañear. Bodas temáticas, públicos frikis o más tradicionales, los chicos de Mas Music tienen siempre un as en la manga para sorprender. Su cartera de clientes abunda en Ferrol y A Coruña, pero disminuye en Pontevedra y Vigo, lugares en los que les gustaría trabajar más. Eso sí, nunca faltan a la cita si les llaman para algún evento solidario.
Como el boca a boca es lo que funciona en estos casos y el buen hacer de Masito y su equipo les ha garantizado buenas críticas siempre, auguramos que la empresa ferrolana contempla un futuro prometedor y cumplirán, al menos, 15 años más. Porque, además, los insensatos que deciden casarse no van a menos, sino al contrario. Y es que, pensémoslo fríamente, si la cosa al final no funciona, que te quiten lo bailado, ¿no? ¡Casémonos las veces que haga falta!
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