Texto & Fotos: ALICIA SEOANE | Ferrol | Miércoles 8 noviembre 2023 | 20:08
La temporada 3 de Rapa va llegando a su fin. En dos semanas dejaremos de ver nuestra ciudad y la comarca convertidas en un plató de cine. Para muchos, el rodaje de esta «exitosa serie» ha marcado un punto de inflexión en la autoestima tan escasa que manejamos los habitantes de este lugar. Digamos que Galicia está de moda, y no dejamos de ver como cada vez más series están impregnadas de nuestra forma de vida.
Desde Fariña, con ese Sito Miñanco que lejos de despertar rechazo nos hizo soñar y tener ganas de que nunca le cogiesen con las manos en la masa; hasta otras producciones como As Bestas, que el año pasado arrasó en los Goya. Por no mencionar otras tantas como O que arde, O corpo aberto o la última ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián: O corno. Algo está pasando y esto nos pone contentas.

Jamás hubiésemos imaginado que nuestra comarca pasaría a convertirse en un pequeño plató de cine. O sí, más que imaginarlo, lo soñábamos como algo imposible. Como si siendo una simple espectadora de pronto pudieras meterte dentro de la gran pantalla y sentir que formas parte de ella. Para algunas personas ver su ciudad en la tele les despierta esa sensación que puede tener los neoyorquinos ―que seguro que ya están muy hartos― y que antes no lo hubiésemos comprendido. Qué sensación ver conducir a Javier Cámara mientras se dirige a Doniños y se toma un desvío que le lleva a un lugar al que jamás te llevaría la carretera. Jugar a adivinar de quién son las casas que aparecen e indagar entre los extras para reconocer a gente que seguramente conoces. Alguno siempre cae.

Lejos de generar incomodidades, como suele pasar en los rodajes, en muchas personas esta serie ha despertado un sentimiento de orgullo inédito por este lugar. A la mayor parte de la gente poco le importaba tener su calle cerrada por el rodaje de Rapa, siempre había curiosos, algunos con las manos cruzadas a su espalda, con esa misma actitud de cuando pasean para revisar como van las obras.
Toda una expectación para una ciudad que ha vivido sus últimas décadas sumida en la queja. De pronto, «¡oh! hay gente que se ha movido por el mundo a la que le encanta Ferrol». Y ahí hemos tenido la suerte de tener a Javier Cámara y a Mónica López, diciendo maravillas sobre esta ciudad tan mal publicitada. ¡Deberían de cobrar un extra de sueldo en Fitur!

Pues si la primera temporada nos mantuvo enganchados con esa sensación de querer saber qué pasa con la asesina, la segunda te vuelve a dejar más o menos parecido. Con un guion que tiene esa parte compleja donde ni los buenos son solo buenos ni los malos son tan malos. Pudimos ver el Arsenal como no lo habíamos visitado nunca. Pero además pudimos ver planos de la ría que nos sitúan en un lugar que no deja de ser peculiar: Ferrol.
La tercera temporada, como han explicado los guionistas Pepe Coira y Fran Araújo este martes cuando recibieron a los medios en Navantia, arranca en el astillero: «No habíamos terminado el rodaje de la segunda temporada y ya estábamos barrenando sobre la tercera. En una visita en la que nos trajeron a visitar las instalaciones nos quedamos fascinados al ver en una pared todas las maquetas con las fechas de los barcos construidos. Ser capaz de visualizar la historia de un lugar mirando las fechas en una pared es algo único».


Y en esto algo tuvo que ver el anterior alcalde, Ángel Mato, un amante del cine que se empeñó en que los productores de Movistar Plus+ no se marcharan de la ciudad sin una tercera temporada. Esa famosa visita donde les muestran un Ferrol que da para inventar tres temporadas de asesinatos en una serie.
Alfonso Blanco, productor ejecutivo, nos explicó en una de las naves de Navantia el encanto de este lugar, diciendo que «lo curioso es ver la evolución que ha tenido el astillero, ya que estamos en un edificio con un valor histórico impresionante que hoy se ha convertido en un centro de innovación. Ver esa evolución de Navantia, desde el siglo XVIII hasta hoy, es algo muy atractivo para rodar. Se combina tradición e innovación. La chapa se sigue cortando como hace 100 años, esto es un museo vivo».


El rodaje de la tercera temporada casi tendría que haber terminado si no fuera por las inclemencias temporales y las rachas de viento y agua que han impedido poder terminar el rodaje dentro de lo previsto. Todavía tendremos un par de semanas más de platós ambulantes y de extras pululando por el astillero. A alguno le han confundido en más de una ocasión con parte del personal de Navantia, lo que hace que la serie tenga ese carácter realista en las gentes y los lugares, pues ni los mismos empleados diferencian bien al equipo de limpieza.


Entre las grúas de Navantia, con los rascacielos rosados de Caranza al fondo, entramos en uno de los platós principales donde transcurre la tercera temporada que, si todo va bien, quizá podamos ver hacia primavera. En medio de la lluvia aparecen Javier Cámara, Mónica López y Darío Loureiro, a los que tuvimos allí a la intemperie un buen rato, y eso que Cámara ya estaba bromeando para ver si se comía un bocadillo…
Esta temporada también tendrá algo de trama relacionada con el pasado sindicalista de Ferrol, como nos avanza Mónica López: «Hay una historia donde aparece un viejo sindicalista que va a defender sus derechos, y en su personaje se ve lo que se protestó y lo que se luchó en esta ciudad. Quizá esto nos ayude a ver que las movilizaciones todavía tienen sentido».


Para terminar, me quedo con esta declaración de Mónica: «El mismo ferrolano no sabe lo que tiene. Ahora que conocemos mucho más la comarca de Ferrolterra, y conocemos también las cosas que no nos gustan, es todo más real, porque aun así seguimos amando Ferrolterra. Así que ¡nos tenéis para siempre!», dijo entre risas. Con ese amor por lo nuestro y sin nada que envidiar a los rascacielos neoyorquinos, nos despedimos del rodaje de Rapa, con infinitas ganas de cerrar esa tercera temporada pegada a la pantalla.
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