MARTA CORRAL | Ferrol | Miércoles 21 octubre 2015 | 9:58
21 de octubre de 2015. Una fecha que pasaría desapercibida si Robert Zemeckis no la hubiese elegido para que el protagonista de su saga cinematográfica, Marty McFly, llegase a un futuro donde los tenis se ataban solos, los monopatines volaban y la ropa era inteligente.
Regreso al Futuro II, que puede verse resumidísima en este vídeo, copa indiscutiblemente la actualidad de este miércoles en un siglo XXI donde proliferan los nostálgicos. Los homenajes se suceden, las redes sociales son una oda a ese futuro retratado hace casi 30 años -la peli es de 1989, aunque ambientada en el 85-, y la máquina del merchandising echa humo, como nos explican en este genial artículo de El País.
Así que, rindámonos a la evidencia y echémosle imaginación. Liémonos la manta del costumbrismo a la cabeza y pensemos, por unos minutos, que McFly no vivía en Hill Valley. Vivía en Ferrol…
[Visualizaros pensando, desde fuera. Con la mano en el mentón, mirando hacia el cielo, mientras una densa niebla -tipo A8-, os cubre por completo y suena una escala musical ascendente].
Marty McFly llega tal día como hoy a la plaza de Armas. En tan sólo unos minutos recorre 30 años, dejando atrás a un naval en crisis, un bipartito entre comunistas y socialistas gobernando en el Ayuntamiento y pop español retumbando en los altavoces de todos los locales. Estaba emocionado, «¿cómo será Ferrol en el 2015?».
En pleno aterrizaje, el DeLorean se mete en uno de los baches de la plaza de Armas y pincha una rueda, así que lo remolcan hasta el aparcamiento subterráneo. «Pues al final no se hundió la plaza, como creíamos muchos», dice. Cuando puede mirar a su alrededor cree que esta vez la máquina del tiempo no ha funcionado. Ahí está, imponente, el edificio consistorial, flanqueado por las mismas fachadas… O no. ¿Qué es eso de allí enfrente? Definitivamente, Zara no estaba en ese lugar. Y el trampantojo de al lado tampoco.
Aunque Doc le advierte que debe cambiarse de ropa, pronto descubrirá que esa camisa de cuadros y sus tirantes están a la última, son tendencia. Ha llegado en plena Fashion Night, así que no han tardado en sacarle una foto y preguntarle si definía su look como hipster. No entiende nada, pero el chaval que le pregunta lleva la misma ropa que Marty cuando estuvo en los años 50.
Asustado, corre hacia la sala del medio. Nada mejor que una partidita al Defender o al Pac-Man para despejarse. Pero amigo, la sala, como tal, no existe. Ni esa, ni la de arriba. Ni el Tívoli, ni el Patterson. Nadie fumando fuera, nadie pidiendo un duro, nadie peleándose. Es más, en la de arriba viven unos chinos. Ver para creer. Así que se mete en una cafetería que sí reconoce, aunque con cambios: el mítico Derby. Doc le sigue.
Más tranquilo, mira a su alrededor. La gente ni se ha dado cuenta de que está. Todos miran a unos pequeños aparatos que pulsan sin cesar. No hablan. Pide una Mirinda, la camarera se ríe y le pone una Fanta. Tampoco tienen Pepsi Perfect. Eso sí, suena Nacha Pop en la calle. Y Los Secretos. ¿Andará Santi Santos por ahí dando conciertos aún? Supone que no, han pasado 30 años.
Lee la prensa. En portada la grúa pórtico de Astano, aunque ahora pone Navantia. Cuenta algo sobre eólica marina. No entiende ni una palabra. «¿Cómo quedó eso de la reconversión? ¿Seguimos haciendo barcos? ¿Trabajo en el astillero como siempre pensé?». Doc le explica que no, que se dedica a investigar en la Universidad. «¿Hay Universidad en Ferrol?», piensa. El científico asiente y le dice que lo de la reconversión, mejor, si tal, se lo explica mañana.
«¿Y mis hijos?» Marty Junior trabaja en Madrid y Marlene en Londres. «Tranquilo, no podrás cruzártelos, porque sólo vienen en Navidad, Semana Santa y verano», advierte Doc.
Abre la sección de deportes y ve una cara que le resulta familiar animando a los ferrolanos a participar en la Carrera Contra el Cáncer. «¿Nate Davis?, ¿este tipo es Nate Davis?», pregunta ojiplático. Doc asiente. «¿Qué es el actual entrenador del OAR* o qué?». El científico pone cara de póker y le planta la mano en el hombro: «Marty, hijo, el OAR desapareció a principios de los noventa. Ferrol ya no tiene equipo de baloncesto en la primera liga».
McFly se levanta de su asiento: «¡Pero si llegamos a cuartos de final de la Copa Korac!, ¡si el año que viene…!, bueno, el que viene no, ya me entiendes… ¡se va a celebrar aquí una ronda del Mundobasket’86! ¿Y qué hacen los ferrolanos ahora cada domingo? ¿No van al Sexto Pino?».
Desconcertado, sigue leyendo: «Estreno del Episodio VII de Star Wars. El Despertar de la Fuerza en 3D». Su primera expectativa cumplida. Larga vida a George Lucas. «¿Vamos hasta el Capitol y la vemos?». «No existe el Capitol», le contesta Doc. «Bueno, pues al Rena, al Cinema, al Jofre, al Avenida o al Madrid-París, donde la echen». «Bueno… Marty… es que no queda ni uno de esos cines en Ferrol. El Jofre es teatro y los demás han desaparecido. Sólo hay dos pequeñas salas en Esteiro…».
Esteiro, esa zona sí la conocía bien… ¡Cuántas tazas en los baretos…! «¿Sigue habiendo mucha fiesta por ahí, Doc?». Nueva decepción. Ahora los jóvenes beben en la calle en algo llamado botellón, han cerrado casi todos los bares que recuerda allí. «¿En la calle? Eso era impensable…».
Acaban y se dirigen hacia el piso de Doc en el Ensanche. A Marty le mosquea no ver a ningún pelón por la calle. Es más, pasan un poco de las doce y solamente se cruza con diez personas. Doc le explica que ahora Ferrol tiene menos de 70.000 habitantes.
Al terminar la calle Real llegan a la plaza de España. «Oh, ¿y esto? ¿Dónde está la estatua de Franco?», pregunta Marty. «Al final consiguieron volarla», comenta entre risas. «No ha hecho falta, un alcalde del BNG la quitó». «¿El BNG? Pero si es un partido muy nuevo». «Era un partido muy nuevo en el 85, pero gobernaron aquí en el 99. Además, ahora no hace falta ser un partido viejo. El partido del nuevo alcalde se presentó dos meses antes de las elecciones. Todo ha cambiado mucho».
Saludan a Pichi y Pacucha, que van con su otro hermano hacia casa. «Pues apenas han cambiado», dice Marty, antes de presenciar otro de sus grandes disgustos: «¡¿Dónde está el Manuel Rivera?!». «No, Marty, ahora el Racing tiene un estadio en A Malata para más de 12.000 personas, pasa al lado de la autopista».
Vale, sigue habiendo Racing, van 12.000 personas… Se queda más tranquilo, pero… ¿autopista? ¿Ferrol con autopista? Eso le cuesta más creerlo… Doc ya le explica lo del puente de As Pías y el Enterprise y, claro, flipa aún más.
De modo que llegan al piso. Hay una televisión de plasma que abarca todo el salón. Un ordenador en la mesa y dos portátiles. Una tablet, dos teléfonos móviles… ¡y un tocadiscos! «¿Un tocadiscos, Doc? ¿Aún sigue habiendo tocadiscos?».
Conocía a casi todos los que salían en las carátulas, así que decide poner algo de su música para superar el shock futurístico. Y, mientras escuchaba a los Smiths, se quedó dormido…
[Visualizad la imagen de Marty con efecto olas del mar hasta que se desvanece, regresa la niebla y os veis a vosotros tocándoos el mentón y, a vuestro colega/pareja/compañero de trabajo, dándoos un toque en el brazo y diciéndoos: «¡Espabila!, ¿pillo las entradas para Santi Santos o qué?».
*Actualización posterior fruto de los comentarios de los lectores Miguel Ángel Alonso Fernandez y Juan K. Bigstraw.
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