MARTA CORRAL | Ferrol | Miércoles 6 noviembre 2013 | 13:40
La de veces que hemos escuchado últimamente eso de que «hay que reinventarse», que necesitamos «cambiar el modelo», que debemos «volver a las fórmulas tradicionales» para conseguir mantenernos a flote… Por suerte, hay personas que no sólo lo escuchan, sino que lo ponen en práctica y están decididas a cambiar el mundo desde su barrio, con pequeños grandes gestos, cooperando con sus vecinos y remando en la misma dirección: siguiendo el rumbo que todos acordaron seguir.
En el ferrolano barrio de Caranza encontramos una de esas iniciativas espontáneas que nos devuelve la fe en el ser humano. Que nos recuerda que hubo un tiempo -no muy lejano- en el que la colaboración entre vecinos era lo normal: bienvenidos a la Tenda de Troco.
Situada en la parte trasera del Mercado de Caranza, donde poco a poco los bajos comerciales vuelven a la vida, encontramos este pequeño rincón en el que el dinero no vale nada y los puntos son la moneda de cambio.
Miembros de la Sociedade Cooperativa Arméria, promueven la tienda de trueque, que surgió con un doble objetivo: «Para frear o hiper megaconsumo que hai actualmente e para dar resposta ás familias que o están pasando mal», como contaba a FERROL360 una de sus fundadoras, Marta González.
Después de ocho meses de actividad, se ha convertido en un lugar imprescindible para muchas personas, como nos reconocía Marta: «É algo que se leva facendo de sempre nas familias e nós tentamos dar un punto de referencia para poder facelo entre todos».
Pero no sólo para los clientes es una referencia: para las nueve mujeres voluntarias, que emplean sus ratos libres en la tienda y que toman todas las decisiones en asamblea, es una manera de valorizar su tiempo de trabajo y de sentirse útiles, de apreciar lo que hacen aunque no sea un trabajo remunerado económicamente; ellas le sacan la lengua a quienes se piensan que sólo valemos si producimos dinero.
¿Cómo funciona la tienda?
El sistema es muy sencillo. Pongamos, por ejemplo, que nos volvemos a tropezar con ese pantalón que compramos «para cuando adelgace un poco» y con aquellas botas que ahora no te pegan con nada. Te da pena darlas y no están para tirar, están limpias e incluso podrías engañarte una vez más y esconderlas de nuevo para cuando «se vuelvan a llevar». Error. No te las pondrás y lo sabes.
Pues le echas valor, compruebas que siguen en buen estado y te las traes a la tienda: «O que non queiras para ti, non o deixes na tenda». Te abren una ficha con tu nombre y tu teléfono y valoran las prendas que lleves en puntos. Imagínate, tres puntos por el pantalón y cuatro por las botas. Ya tienes siete puntos para usar en la tienda y llevarte esa americana vintage tan mona que te va perfecta. Mochilas, ropa de casa, sábanas… todo vale; pero que sea de esa temporada: «Recollemos só roupa da tempada, porque non temos espazo para almacenala».
¿Que no encuentras nada en ese momento? Los puntos se te acumulan y no caducan, por si quieres esperar a la siguiente temporada. ¿Que quieres donarle tus puntos a tu amiga? Puedes pasarle puntos cuando quieras. ¿Que prefieres echar una mano a familias que están en una situación complicada? Pues dónalos a ‘puntos solidarios’, un banco de puntos para familias de Stop Desafiuzamentos y otros colectivos, que los usarán cuando necesiten algo de la tienda.
Marta nos ponía un ejemplo muy habitual: «Ao mellor ti tes mogollón de roupa de maior, pero vas ter un neno pequeno e precisas de bebé; entón todo vale, dándolle a volta, simplemente».
Lo mismo que nos comentaba Belén Ferrer, otra de las voluntarias y usuarias de la tienda: «Me enteré por el boca a boca de que había una tienda de troco y, como tengo dos niños, me animé a venir. Me gustó el sistema porque tú traes tu ropa, ellos te abren una ficha, te la valoran en puntos y te puedes llevar otra ropa que necesites».
¡Que nadie se quede sin su trueque!
La tienda colabora también con Solidariedade Galega co Pobo Saharaui: «En decembro fan unha viaxe cara aos campamentos, precisaban roupa de verán para os nenos, entón lles mandamos roupa de cando fixemos o cambio de tempada», nos decía Marta, que apuntaba que están abiertos a otras colaboraciones con más entidades.
Aquí nada se tira. Si tenemos alguna prenda estropeada, podemos dejarla en la tienda; de esta manera, si alguien no tiene ropa para cambiar, puede llevársela y recuperarla, para poder hacerse con puntos: «Está aberta a todo tipo de xente, sen que os recursos sexan un impedimento».
Otro de los ejemplos de reutilización son los talleres que promueven desde la tienda: «Fixemos cursos de trapillo porque as camisolas de algodón que veñen moi mal as convertemos en novelos e volvemos a traballalas; e tamén de xabón con aceite. Intentamos non tirar nada, darlle outro uso ás cousas».
De hecho, todo el mobiliario de la tienda es donado o recuperado: «Os bancos feitos con palés, moitas caixas, o mostrador… todos son aportacións de socios ou colaboradores. Dunha tenda nos cederon perchas, doutra manequíns…».
¿El trueque funciona?
«O troco funciona. Eu estou completamente convencida. Hai que poñerlle tempo, sobre todo a xente que estamos aquí poñendo todo para que se vexa ben bonito; pero funciona e creo que pode funcionar ata a niveis de compartir coche ou outros temas», afirmaba tajante Marta González.
Ya son más de 250 usuarios dados de alta en la tienda, que confirman el éxito de la iniciativa: «Ao mellor este tipo de proxectos non se quere que teñan tanto eco, porque non interesa económicamente nun sistema capitalista; pero tampouco xurdimos para facer competencia a ningún comercio, é outra vía que está aí».
Para las personas con recursos más limitados, es una manera de poder elegir su ropa, sin renunciar a lo que le gusta: «O outro día viñan unhas persoas que estaban afeitas a levar roupa a Cáritas e me dicían que eles sempre daban, pero non era recíproco, non recibían o que eles querían. Aquí podes dar e recibir, e todos facemos que funcione, é como un círculo».
Marta tiene claro que apoyar este tipo de proyectos ayuda a cambiar las cosas: «Hai que estar a todas estas cousas diferentes, que poden darlle a volta ao mundo. Eu creo firmemente niso, que o mundo pode cambiar; entón, cada vez que xorde un proxecto que apoia esa idea, vou de cabeza».
La Tenda de Troco abre los lunes, miércoles y viernes de 11:00 a 13:00 horas; pero también las tardes de los lunes, jueves y viernes en horario de 17:00 a 20:00 horas.
No pienses que no tienes nada para cambiar, como nos decía Marta: «Ao mellor, ao que ti non lle dás valor, o que tes ao lado sí lle dá»; anímate y llévalo allí en vez de tirarlo a esos contenedores que hay por la ciudad, de los que no sabemos nada y parece que esconden un oscuro secreto.
Cuéntaselo a todos, en Caranza hay una tienda que puede cambiar el mundo.
Debate sobre el post