JOSÉ TORREGROSA | Desde la Atalaya | Jueves 30 abril 2015 | 12:49
A estas alturas del desastre, la mayoría absoluta del PP, causa y efecto de una corrupción sistémica que deja sin efecto nuestro Estado de Derecho, se nos presenta capaz y dispuesta, si se lo permite la ciudadanía, de acabar, hasta mejor noticia, con nuestro estado del bienestar, tan duramente ganado a costa de luchas populares, con sangre derramada de por medio (piénsese en el Diez de Marzo, p.e.); en no menor medida, en su planes figura convertir el Estado Democrático en una “simulación en diferido” y los Derechos Humanos en papel mojado por las lágrimas de las víctimas de su política neoliberal, al servicio del Gran Dios Mercado.
A nadie se le escapa que, en las inminentes elecciones municipales y autonómicas, nos jugamos algo más que unos escaños a nivel local y regional: son la prueba de fuego de que esa derecha rancia abusadora, enfrascada en sus terrores y su miserias, con la mierda hasta el cuello, ya no es quien de convencernos – ni siquiera a sus incondicionales- ni vencernos. Ya no toca ponerse de rodillas y rezar a las vírgenes de guardia para que acabe por el paro, nos cure enfermedades, proporcione escuela a nuestros hijos, o reparta un poco de justicia con los que se han quedado sin nada para que la Banca, resarcida a nuestra costa de unas pérdidas fruto de sus propios errores, pueda seguir sorbiendo, impune, nuestros tuétanos.
Como ferrolano, la aparición, cara a las municipales, de una lista electoral donde se logra un acuerdo de mínimos entre diversos grupos de progreso – hablo de “Ferrol en Común”, naturalmente- supone una esperanza cierta, pero también un reto de no defraudar expectativas. A sus componentes los avala una historia antigua de compromiso con la Izquierda solidaria y social, al servicio del Pueblo; pero también acierta a incorporar dicha candidatura los aires nuevos que representan unos movimientos ciudadanos en pie de compromiso democrático, en el marco de una Galicia que despierta de una pesadilla donde graznan, al presentirse derrotadas, bandadas de gaviotas carroñeras.
Todas y todos juntos, juntos todos, un “venceremos nós” se respira, imparable, en el ambiente.
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