FERROL360 | Miércoles 22 marzo 2017 | 11:55
Un grupo de personas bebiendo y cantando en plena calle por la noche. La pesadilla de los vecinos cualquier noche del año excepto, quizás, la Noite das Pepitas, porque la fiesta consiste precisamente en rondar con nocturnidad y habaneras. Sorpresa e indignación a partes iguales entre algunos de los componentes de la rondalla Bohemios la pasada noche del sábado, en plena fiesta ferrolana, cuando se encontraban reponiendo fuerzas en uno de los establecimientos de la calle Pardo Baixo.
«Estaban exhaustos de cantar y caminar desde la seis de la tarde», explica la mujer de uno de los rondallistas, relatando que como en el local «no cabía un alfiler», salieron a la calle a tomarse el refrigerio, «muchos de ellos un botellín de agua», aclara. En torno a las 00:30 horas, según las mismas fuentes, pasaron primero dos patrullas de la Policía Local por la zona, sin detenerse. Algo después llegó una tercera que sí se paró «instándolos a que entrasen en el local o se marchasen», ante la prohibición de beber en la calle.
Precisamente, la calle Pardo Baixo ha sido objeto los últimos meses de medidas excepcionales y controles policiales tras el bando municipal antibotellón que el Concello publicó para dar amparo a las protestas vecinales y que los jóvenes optasen por la zona del Cantón para iniciar sus noches de fiesta. «No voy a echarle la culpa a los policías, ellos cumplían con su obligación», asegura la mujer, añadiendo que «el culpable es el concejal de turno que tendría que haber informado a los policías de que era un día especial», concluye.
En su opinión, la ronda sirvió para «traer gente a Ferrol y crear un ambiente acogedor; que ya quisiera la ciudad y la hostelería que hubiese todos los fines de semana». Un extremo que, critica, no entiende el Concello. «Parece que quieren deshacerse de una tradición centenaria. Probablemente en cualquier Ayuntamiento de los alrededores sería mejor tratada esta preciosa tradición», concluye.
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