ALICIA SEOANE | Domingo 30 de junio 2024 | 1:22
Valeria Castro inició el concierto del pasado sábado en el Jofre, cantando la primera canción de su álbum Con cariño y con cuidado: Dentro, «que lo que canto no es más que lo que llevo dentro, que es todo lo que siento», una canción que es una premisa que define su forma de cantar y de estar en el mundo desde dentro.
Desde ese lugar profundo del alma, donde las heridas cicatrizan, la cantaora consiguió desde el primer instante con su honestidad y su fragilidad, enganchar al público con fuerza, pues su presencia sin necesidad de mucho más que su voz y una buena instrumentación nos mantuvo entregadas toda la hora y media de actuación.
La cantaora de La Palma compone desde su propia biografía, y también desde su propio dolor como ella misma reconoce en el escenario.
Sus letras son capaces de llegar directas a quienes la escuchan, pues algo de lo que ella canta es atemporal, quién no ha sentido una pena en el pecho, quién no ha sentido miedo, quién no ha sentido soledad o desamor. Ella lo entrega todo con belleza y sin imposturas.
Su forma de componer autobiográfica, la llevaron a estar nominada al latin grammy en 2023, en la categoría Mejor Canción de Cantautor por la raíz, canción compuesta tras el estallido del volcán de la Palma en 2021.
Su presencia y su gusto cantando van descubriéndonos a una mujer enraizada a su tierra, y a todas esas mujeres, las aprendices de su canción costurera que le han enseñado a ser quién es, su madre y su abuela, tantas veces nombradas, Esther y Micaela.
Cuando suenan sus letras, suena todo un tributo a la genealogía femenina, cantada con valentía y alma por una mujer que brilla por todo lo que es capaz de entregar de sí misma:
Suenan las raíces
Suena lo que dices
Suena la experiencia también de las aprendices
Suena lo que calles
Suena todo el valle
Suena todo lo que yo he aprendido de mi madre
Suenan las raíces
Suena lo que dices
Suena la experiencia también de las aprendices
Suena lo que calles
Suena todo el valle
Suena todo lo que yo he aprendido de mi madre
Que el eco tiene vida
Y vida mía, vida mía
Ese silencio fue desgarrador
La tierra que la vio nacer, y la familia que también la trató con cariño y con cuidado, como ella misma agradece. Con ese mismo cariño ella trata a su público, y su público se lo devolvimos entre lágrimas (algunas) y aplausos.
La cantaora se despidió bailando en el pasillo de un Jofre que bailaba y cantaba con ella ¿cómo voy a saber, comó voy a saberlo, si no canto lo que siento? Pa cuidarse, pa quererse, pa ser de una y también de la gente…
Valeria Castro es pura generosidad. Sus letras y su música son un regalo de una mujer que sabe transformar su dolor en un bálsamo.
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