FERROL360 | Miércoles 23 de abril de 2025 | 8:00
El personal de Yáñez ha denunciado, con concentraciones previas en Ferrol y Coruña y una final en el concesionario de Compostela, la insostenible situación laboral que afecta a los centros de trabajo de la empresa en las tres ciudades. Las movilizaciones coincidieron con la primera jornada de huelga convocada por la CIG para exigir respuestas a las demandas de información del personal sobre su futuro.
Según explicó el delegado de la CIG en la carrocería de Coruña, Jesús Rodríguez, la crisis se ha agravado en los últimos meses con atrasos salariales, condiciones laborales precarias y una grave falta de suministros que impide al personal desempeñar sus funciones.
El personal, compuesto por aproximadamente 120 trabajadores, lleva desde septiembre de 2024 reclamando a la empresa el pago puntual de los salarios, que se realizaba fuera de los plazos establecidos en el convenio laboral, con fechas inciertas, lo que obligaba al personal a contactar constantemente con la dirección.
Una situación que se ha deteriorado en los últimos meses, hasta el punto de que, según explicó Rodríguez, se les adeuda mes y medio de salarios y solo se les ha pagado la mitad de lo correspondiente a uno de los períodos. «Esta demora, sumada aos gastos de desprazamento que o persoal debe asumir para acudir aos centros de traballo, supón un empobrecemento significativo para os traballadores».
Falta de piezas y material
La falta de piezas y materiales es otro problema crítico. El delegado de la CIG en Yáñez de Coruña señala que desde junio de 2024, los centros de Coruña, Ferrol y Santiago carecen de componentes esenciales, como pintura o recambios, lo que imposibilita la reparación de vehículos y la atención a los clientes.
Una carencia que también afecta a los departamentos de ventas y recepción, que no disponen de coches en exposición ni pueden gestionar adecuadamente las demandas.
Los representantes sindicales atribuyen esta situación a la falta de pago a los proveedores por parte de la empresa, lo que llevó a la marca distribuidora a suspender el suministro. Jesús Rodríguez asegura que la dirección de la empresa justificó inicialmente los atrasos como problemas puntuales de tesorería, «derivados de investimentos erróneos, asegurando que dispoñía de fondos para resolvelos». Sin embargo, la desaparición del director gerente, único interlocutor con el personal, y la falta de comunicación posterior dejaron al personal en un «limbo informativo».
La llegada de un administrador concursal, sin previo aviso, confirmó la gravedad de la crisis, que la CIG vincula a malas decisiones de inversión.
Preconcurso de acreedores
Actualmente, la empresa se encuentra en un preconcurso de acreedores, con un plazo que termina el 8 de junio de 2025, según la última información trasladada. Así las cosas, lo único que sabe el personal es que «todo segue igual» sin propuestas concretas.
Por eso la CIG exige que la dirección o el administrador concursal presenten soluciones urgentes para revertir la situación, ya sea mediante un plan de viabilidad o, de ser necesario, una resolución ordenada del posible cierre. Entre las pocas propuestas recibidas, se ha mencionado una posible reducción del 50% del personal, lo que consideran inaceptable sin un diálogo previo.
La CIG-Industria valorará convocar nuevas movilizaciones y huelgas si no se presentan propuestas serias. advierte de que, en el caso de que la empresa entre en concurso de acreedores, todos los pagos quedarían paralizados, y la gestión pasaría íntegramente al administrador concursal.
Por eso Jesús Rodríguez, Ángel Pérez, delegado de Ferrol, y Pedro Capelo, delegado de Compostela, insistieron en que la prioridad es garantizar los derechos de las trabajadoras y trabajadores, que llevan meses soportando una situación «insostible» sin respuestas claras.
Los representantes sindicales reiteran además su compromiso con la defensa del personal y llaman a la empresa y a la administración a actuar con transparencia y responsabilidad para resolver esta crisis que amenaza el futuro laboral de más de cien familias gallegas.
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