RAÚL SALGADO / MERO BARRAL | Ferrol | Domingo 7 enero 2018 | 21:40

Día de fiesta. Como cada año, el Jofre se ha erigido en epicentro del orgullo ferrolano. De las ganas de presumir de gente con historias interesantes por contar, dispuesta a seguir ejemplificando la lucha por unos ideales. Merecedora de ser Ferrolán do Ano o de exhibir una de las Insignias de Ouro de la urbe naval.

Por San Xiao, domingo de mañana fría en el casco histórico, el gran teatro se ha vestido de largo. Junto a la propia celebración del patrón, se llegaba a la mayoría de edad en el hermanamiento con Lugo. Por bando visitante, la regidora Lara Méndez ha repetido como una ferrolana más. Se le veía tomando café en un céntrico local minutos antes.

Con el arroz con leche a degustar tras el evento como telón de fondo, las Irmandades da Fala y el Universitario han sido las primeras estrellas. Comparten la consideración de Ferrolán do Ano, recogiendo la distinción por el movimiento cultural el Real Coro Toxos e Froles. Mantiene vivo su legado un siglo después de la fundación de la Irmandade ferrolana.

El reparto de insignias ha transitado del comerciante Emilio Castro Luaces a la neumóloga Carmen Diego, pasando por Adega, el pianista Pablo Galdo y el fotógrafo Edu Pereira. Antes de subirse al escenario, firmaban en el Libro de Ouro del consistorio en un «día no que a autoestima medra sobre a rutina», argumentaba el alcalde.

Jorge Suárez ensalzaba las «reclamacións comúns» que unen a Ferrol y Lugo porque es «moito máis o que nos achega que o que nos afasta; semellantes inquedanzas». Abogó por «gañar poboación, algo dificultoso», y tener «comunicacións dignas que vertebren o norte das nosas provincias». Sería un «primeiro ladrillo para crear traballo».

Sin embargo, también ha exhortado a «concretar esforzos conxuntos» para hacerse «valer ante as institucións». Aunque cree que se viven «intres de impás», instó a actuar para «non depender do monocultivo naval». Lara Méndez, mientras, ha reclamado «autonomía local para dar resposta aos nosos cidadáns» y aplaudió la «loita conxunta» por mejoras como las ferroviarias.

Arturo Lamas, presidente del Toxos e Froles, iniciaba las intervenciones de los premiados. En un guiño a lo visto hace un siglo, pidió «viaxar no tempo» para comprobar que habría muchas diferencias en el acto; por ejemplo, se celebraría «en castelán». Las Irmandades da Fala, dijo, atesoran el «gran triunfo» de evidenciar que el gallego «é igual de digno».

El máximo dirigente del Universitario, Leopoldo Ibáñez, comparecía en el escenario junto al entrenador, Lino López. Las jugadoras también subirían para posar. La distinción, sostenía el presidente, «nos va a ayudar a seguir siendo visibles». El secreto, «continuidad y ganas de mejorar» para «ilusionar a muchos». Demandó «mayor atención» al deporte femenino.

Emilio Castro Luaces, cara visible del emblemático «El Rápido», protagonizó el instante más emotivo. Un prolongado aplauso sirvió para darle calor. Comerciante veterano, agradeció un homenaje que debe «a mi pueblo, a mi gente», pero también exigió que se pueda «empujar a esta comarca» y que figure «a la cabeza, como siempre».

El fotógrafo Edu Pereira cambió el guion habitual de una entrega de premios. Aunque deslizó agradecimientos, quiso «pedir perdón por tantísimas horas de trabajo» que no dedicó a los suyos. Por ejemplo, a sus abuelos; cambiaría «las cosas que he conseguido» por estar con ellos. Citando a Italo Calvino, vio en las ciudades «lugares de trueque».

De intercambio de «palabras, deseos y recuerdos; Ferrol se ha ganado ser un sentimiento». Pablo Galdo, pianista, admitió que en el mundo de la música clásica son «conscientes de las dificultades que esta profesión entraña». Pese al «poco reconocimiento», reivindicó que se siga «adelante sin doblegarse a pesar de los obstáculos; mi corazón es ferrolano».

Responsable de la unidad local contra la asbestosis, Carmen Diego valoró que el «recoñecemento de doentes e traballadores dos estaleiros é a maior honra á que pode aspirar un médico». La última, para Adega; su presidenta, Virginia Rodríguez, la saludó porque están «afeitos a recibir broncas por defender o que cremos noso». Un puñado de muestras de esperanza.