M. C. | Ferrol | Miércoles 2 enero 2018 | 21:24
En Ferrolterra no se elabora vino, pero se beben los mejores. Sabemos paladearlos, hablamos de los años en barrica como si tal cosa y nuestras narices aprecian los matices como si hubiésemos nacido en tierras vitinícolas. Esto no es fruto de la casualidad, sino gracias aun puñado de profesionales que, con su esfuerzo y entusiasmo, han dedicado su vida a traernos los mejores tragos.
Sin duda, entre los nombres más destacados, está el de Reyes y Yáñez. Reyes y Fernando, Nani, aprendieron el oficio de su padre, Reyes Yáñez Paz, un hombre entrañable y un trabajador incansable que destilaba ferrolanismo en todo lo que hacía. Él les enseñó su amor por el vino, por las buenas conversaciones en las barras de los bares, por la camaradería y por un terruño que, aunque no arraiga cepas, sí conserva el aroma y la sal suficientes para mantenernos aquí.
Hoy Reyes nos ha dicho adiós a los 60 años. Después de una dura enfermedad a la que se enfrentó con entereza y con el apoyo incondicional de su hermano y el resto de las personas que le querían, que no son pocas. Su humor, su conversación animada y su forma de disfrutar de la vida entre amigos ha dejado una huella que será complicada de esquivar.
El cementerio de Catabois acogerá este jueves su entierro, a las 11:00 horas, mientras que su capilla ardiente permanece instalada en el tanatorio de A Gándara. Hasta allí se han ido desplazando durante todo el día de hoy decenas de personas que querían darle su último adiós. Todos ellos, seguramente, lo harán dentro de poco a su manera, con una copa de vino que se alzará hasta el cielo para celebrar la vida.
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