M. CORRAL | Ferrol | Jueves 9 julio 2020 | 13:40
El pasado martes 16 de junio el Concello de Ferrol comunicaba, en una nota de prensa, que la parada de taxis que se había trasladado de Armas al último tramo de la calle de la Tierra con el cruce de Iglesia se reubicaría de nuevo cuatro manzanas arriba, en la perpendicular con Sol, después de haber llegado a un acuerdo con el gremio.
Este cambio, que responde a la peatonalización de varios tramos que harían imposible la llegada de los profesionales al punto, traía consigo una consecuencia que aparecía mencionada de rebote en el texto: convertir un tramo de la calle Almendra en una vía de doble sentido para que los taxistas no tuviesen que ir a la Puerta de Canido a dar la vuelta para incorporarse a la parada.
No todo el mundo en Ferrol conoce esta calle a medio camino entre el barrio de A Magdalena y Canido, pero lo cierto es que en ella vive una gran cantidad de vecinos, sobre todo personas mayores. Muchos de ellos se despertaban este jueves con la «sorpresa». Y es que los operarios municipales han iniciado el pintado de ambos carriles y la grúa se ha llevado los coches que estaban aparcados sin previo aviso.
Una calle que teme perder seguridad y tranquilidad
«Me enteré hoy de esto, no sabía que querían hacerlo, pero no estoy de acuerdo», se quejaba una vecina ejerciendo de portavoz ante un grupo de transeúntes indignados, añadiendo que «mientras otras zonas de Ferrol se benefician de la peatonalización, nosotros pagamos el pato y nos doblan el tráfico». Observan, además, que no han pintado ningún paso de cebra y lamentan que la hostelería se tendrá que despedir de la terraza.
Lo cierto es que, en este contexto de humanización urbanística, choca la decisión del Concello de aumentar el volumen de vehículos circulando en este vial cuando otras zonas, como Celso Emilio Ferreiro, se acaba de beneficiar de una reducción drástica de tráfico en favor del peatón y en el perímetro de la plaza de Armas ha ocurrido lo mismo. Por eso, dicen, se sienten como «ciudadanos de segunda, pero pagando nuestros impuestos».
En apenas 80 metros, este tramo de Almendra que se encuentra entre Tierra y Rubalcava está lleno de vida: cuenta con un parque infantil, una plazoleta coronada con uno de los árboles autóctonos de mayor porte que existe en el casco urbano de Ferrol —un imponente carballo—, la Casa da Xuventude municipal gestionada por Xeración, la Casa Rodríguez Fernández del arquitecto Rodolfo Ucha —joya patrimonial del Modernismo—, y tres establecimientos abiertos al público: un hostal con cafetería, un bar-cafetería y una peluquería.
Además, los vecinos se quejan de haber perdido una decena de aparcamientos —entre ellos uno para personas de movilidad reducida—, y también anticipan la problemática a la que se enfrentarán cada vez que tengan que salir o entrar en alguno de los siete garajes que están en funcionamiento.
«No tienen ni idea del tráfico que hay aquí normalmente. Deben de pensar en el Ayuntamiento que no pasa nadie, pero aquí están pasando coches todo el día para ir a aparcar al Sánchez Aguilera. Muchos son los que vienen a Adeslas al médico. Ahora ya va a ser tremendo», se queja un hombre. Los vecinos comienzan a movilizarse y piden al Concello que se replanteen la decisión, máximo cuando la han llevado a cabo «con nocturnidad, premeditación y alevosía», acusan.
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