REBECA COLLADO | Ferrol | Miércoles 25 septiembre 2013 | 19:51
Cuando viajas es cuando más te das cuenta de la importancia de los museos. Ir a París y no visitar el Louvre es imperdonable; al igual que ir a Nueva York y no dejarse caer por el MET o en Londres no perderse por los pasillos del Museo Británico. Y es que, ¿quién no ha viajado a Madrid y ha contemplado los cuadros del Museo del Prado?. Se puede ser más «cultureta» o menos, se pueden entender mejor o peor las piezas expuestas, o saber mucho o poco de una cultura, pero los museos son esenciales para conservar nuestra historia y para poder revivirla una y otra vez.
Y así de esencial es el Museo da Natureza de Ferrol. Un Museo que la Sociedade Galega de Historia Natural ha sabido llevar al más alto nivel, aunque los locales ni nos demos cuenta de ello. Piezas extraordinarias, únicas, un holotipo en el que se tienen que basar otros museos para autentificar nuevas especies y una ballena de 18 metros de longitud que próximamente será expuesta. Por cierto, la más grande expuesta en España. Ésos son algunos de los tesoros que alberga el Museo. Tesoros que recoge, cataloga, almacena y mima la SGHN y que son todos de aquí, da terriña, de Galicia.
Cabe destacar que el Museo sólo expone el 20% de sus fondos por falta de espacio. Y es que la Casa del Coronel se queda pequeña para albergar las miles de piezas que la SGHN tiene cuidadosamente etiquetadas y recogidas en los bajos del edificio. O dicho de otra manera, el 80% de los tesoros del Museo se encuentran en cajas, guardados, sin que casi nadie conozca su historia y su existencia. Y a pesar de todo, los miembros de la entidad lo tienen claro, no dejarán de reunir piezas.
El Museo cuenta con muestras de todos los animales carnívoros y herbívoros de Galicia. Así, podemos ver el esqueleto de un ciervo, que próximamente estará acompañado de los esqueletos de un corzo y un jabalí. De esta forma, contará con una representación de los herbívoros gallegos más característicos. También podemos ver la evolución de la cuerna de los ciervos. Cómo va evolucionando desde los 24 meses a los 3, 4 y 8 años. Paulino Gasalla, presidente de la SGHN, explica que «la cuerna les cae todos los años. Cae y vuelve a crecer otra, cada vez con un cuerno más».
Las personas invidentes también pueden disfrutar del Museo, y es que hay una pequeña sección en la que se exponen las pieles de distintos animales. Pueden tocarlas y maravillarse con la extremada suavidad de la piel de foca, por ejemplo. Y para hacerse una idea de la gran cantidad de piezas con las que cuenta la entidad, sólo hay que reparar en que hay expuesta una pequeña muestra de 12 huellas de diferentes animales. Mientras que en los almacenes hay más de 500.
Una de esas piezas raras y únicas con las que cuenta el Museo es el tiburón anguila. Es muy escaso y hay pocos en el mundo. Paulino Gasalla explica que «en el año 2009 se hizo una gran historia porque apareció uno en Japón y aquí tenemos 7. De los 29, que sepamos que hay en el mundo, en Ferrol hay 7. Igual hay alguno más porque pueden aparecer en cualquier momento, pero quien más tiene en todo el mundo es la SGHN». Otro animal muy afamado en los últimos tiempos es el calamar gigante. El que se cuentra expuesto mide 8 metros, estirado. Otra especie rara es el tiburón duende, que «hasta hace poco sólo había 7 en el mundo y 2 los tenemos nosotros». Gasalla comenta que el que podemos ver en el Museo es pequeño, ya que el grande lo tienen congelado. Otro ejemplar muy raro es el pata de polbo. Un pez que se encuentra a grandes profundidades y que es muy blandito.
Una representación muy llamativa es la colección de mandíbulas de tiburones. A cada una con más dientes y mortíferas. Desde el típico tiburón blanco hasta el «más terrorífico de todos, que es el nuestro, el marrajo», comenta el presidente da la SGHN. También podemos ver un feto de tiburón y una muestra de la piel de estos animales. Un detalle asombroso es que su piel es muy suave o muy áspera, dependiendo en el sentido en el que la toquemos.
Aunque el Museo da Natureza está dedicado a las especies autóctonas, también hay un rinconcito dedicado «a esos animales que no son de aquí pero que la gente tiene en casa», apunta Paulino Gasalla. Así, hay ejemplares de la tortuga de Florida que «la gente las está echando en los ríos y en los lagos, en el lago de Doniños hay muchas», señala Gasalla. Pero la pieza estrella de este pequeño rincón es la famosa serpiente pitón que apareció en el río Inxerto. Una serpiente de unos 3,6 metros de longitud y de la que tienen expuesta su piel, una reconstrucción y los huesos.
En la zona de mamíferos marinos encontramos desde el delfín común, los diferentes tipos de arroaces, el calderón, cachalote, la ballena xibarte y una foca. «Una de las pocas que no pudimos salvar porque venía enferma, así que se le puso el esqueleto y una maqueta». También hay una maqueta y el esqueleto de un calderón común. A su lado irá ubicada la ballena de 18 metros de longitud que la SGHN tiene previsto instalar en próximas fechas.
La colección de conchas del almirante Claudio Montero de Gay ocupa un espacio importante en el Museo. Hay cerca de 100 ejemplares expuestos, aunque el repertorio se remonta a las 4.000 conchas. Se trata de una colección que fue expuesta en el Museo del Prado a finales del siglo XIX y es que hay «auténticas preciosidades. Algunas son piezas únicas porque por evolución, por capturas, quedan muy pocas y están casi extintas algunas de ellas». Otra colección importante, en este caso de conchas de Galicia, es la de Javier Sóñora, que fue delegado de la SGHN en Ferrol.
Uno de los animales más extraño y poco conocido que se encuentra en el Museo es el cifio. Sin embargo, la SGHN es «primera potencia mundial en fósiles de cifios». Paulino Gasalla explica que «con nuestros fósiles se han descubierto 4 especies nuevas y se ha hecho desde este museo. Nos hacen pertenecer al grupo de 5 museos o entidades a nivel mundial que más especies raras tenemos». Se trata de cráneos fosilizados de hace más de 15 millones de años y son holotipos, es decir, es el cráneo con el que tiene que venir a comparar si aparece otro cifio, en otro lugar, para demostrar que es auténtico. «Han venido de la Universidad de Pisa, del Museo de Historia Natural de París, del Museo de Historia Natural de Bruselas y del de Róterdam. En este tema estamos en primer orden mundial».
El Museo da Natureza es mucho más. Hay muestras de corales, esponjas, minerales, fósiles de helechos de 300 años de antigüedad, el arpón que disparaba el cañón instalado en el yate Azor y cientos y miles de piezas expuestas y que faltan por exponer. Pero digo que es mucho más no sólo por la cantidad ingente de material, sino por la gran labor de voluntariado que llevan a cabo los miembros de la SGHN. A la espera de que las dependencias del Museo pasen a manos del Concello de Ferrol, lo cierto es que son ellos los que invierten su tiempo y esfuerzo en sacar adelante un Museo único y extraordinario.
Debate sobre el post