REBECA COLLADO | Ferrol | Jueves 8 febrero 2018 | 11:32
Cinco jóvenes de Estonia, Polonia, Italia y Turquía viven en Narón su experiencia Erasmus+ para desarrollar proyectos de voluntariado. Un intercambio que es posible a través de la asociación Xeración, que les echa un cable a la hora de instalarse en la ciudad y poner en marcha sus planes.
Malle de Estonia, Anita de Polonia, Ege y Basak de Turquía y Francesca de Italia estarán en Narón hasta este mes de febrero o hasta el mes de julio, según el caso. Una vivencia que están exprimiendo al máximo y que valoran de forma muy positva, sobre todo, en lo que tiene que ver con el desarrollo personal.
Destacan que este programa europeo «es una oportunidad para hacer lo que de verdad te gusta hacer y ves cómo los proyectos que realizas tienen un efecto en la sociedad». Cada uno trata de plasmar sus inquietudes e intereses en un proyecto que redunde en beneficio de la comunidad, así han puesto en marcha un grupo de arte, organizan eventos culturales y educativos y enseñan idiomas.
«Queremos traer un poco de Europa a Galicia», compartir aspectos de sus culturas, aprender ellos de la nuestra y también ofrecer a los jóvenes de aquí la oportunidad de visitar otros países realizando proyectos de voluntariado como están haciendo ellos, explican.
Francesca, Basak, Ege, Anita y Malle nos invitan a participar en sus noches temáticas en las que comparten cine y gastronomía de su países, en sus intercambios de idiomas en cafeterías de Ferrol y en sus actividades para mejorar el entorno como Retake Ferrol.
Aseguran que tienen más proyectos e ideas para llevar a cabo y de todas ellas os podéis informar en la página de Facebook de Xeración. Otro de sus objetivos es dinamizar la Casa da Mocidade de Narón, donde tiene su sede la entidad y el lugar donde realizan la mayor parte de sus actividades.
Programa Erasmus+
Allí también nos informan sobre el programa de voluntariado y siempre es un plus que te expliquen las cosas personas que están viviendo la experiencia que tú estás a punto de emprender. Destacan que el programa ofrece muchas oportunidades y facilita la posibilidad de desarrollar proyectos a largo o corto plazo. Incluso hay programas de una semana.
Explican que no es necesario tener una titulación para apuntarse y que «lo más importante es tener ganas de trabajar y saber comunicarse, aunque no es necesario saber el idioma del país que vas a visitar». Afirman rotundamente que es una experiencia que «te puede cambiar la vida» porque viven un desarrollo muy grande a nivel personal.
Aseguran que este proceso de adaptarse a otro país, otra forma de hacer las cosas, otra cultura y convivir entre ellos les ha ayudado a ganar en paciencia, en confianza y, claro está, en el idioma. «No estás tan cerrado, te abres al mundo y ganas en flexibilidad y adaptación», comentan los cinco jóvenes.
Nuevos vientos para Ferrol
La pregunta es inevitable, ¿cómo veis Ferrol? Los voluntarios de Estambul lo tienen claro, «vivir aquí son unas vacaciones mentales». Agradecen la tranquilidad de las calles, el aire fresco y menos contaminado y el poco ruido. «En tres meses me cruzaré con todas las personas que viven aquí», bromea uno de ellos al hacer referencia a los millones de personas que viven en su ciudad.
No entienden que la gente diga que Ferrol es feo porque «a nosotros nos gusta». Enumeran algunas de sus cosas favoritas como Las Meninas de Canido, la arquitectura, el mar, el castillo de San Felipe, la costa, que «es preciosa». apuntan. Les gustaría que los ferrolanos pudiéramos ver la ciudad a través de sus ojos porque «ver los mismos lugares con otra mirada puede hacer que se perciban más especiales».
Consideran que con el paso del tiempo la ciudad «se abrirá más» porque en su opinión ahora mismo «el ambiente es un poco conservador», aunque intuyen que hay «nuevo vientos». También les gusta mucho la cultura, las leyendas y lejos de entener el gallego como un problema, destacan que se parece mucho al portugués y es una ventaja.
«Galicia es una tierra mágica. Es preciosa. Sus paisajes, playas y la gente es muy amable con los extranjeros», resumen. No penséis que no ven las cosas negativas, sencillamente prefieren quedarse con lo positivo. «Es una pena el abandono de algunos edificios» y también perciben que hay «demasiada comparación con el pasado».
Pero su peor pesadilla aquí es el transporte público. «Nunca sabes cuando pasa, ni si va a pasar», se quejan. Y es que dos de las voluntarias vivieron una mal experiencia con el autobús que une Ferrol con Ortigueira. Las dejó asombradas y cabreadas a partes iguales.
Explican que fueron a Ortigueira a conocer la villa, que les encantó, pero cuando quisieron volver aquello se convirtió en una odisea. «El bus no llegaba, nadie sabía si iba a pasar y en tren tampoco había forma de volver porque ya no pasaban más», relatan. Ahora lo cuentan entre risas, pero seguro que en aquel momento no fue para nada gracioso.
Poniendo en una balanza lo bueno y lo malo, algunos de ellos aseguran que se ven viviendo aquí si encontraran un trabajo. Ojalá lo consigan porque piropos así no nos los echan todos los días.
Debate sobre el post