USUARIA DE ALVIXE | De quen vés sendo? | Viernes 25 noviembre 2022 | 12:41
Me dijiste que tenías una hija y me creí tu historia. Y que su madre había muerto en un accidente de tráfico. Me cautivaste con cada una de tus mentiras y así me tuviste, cautiva.
Claro, tu sabías que mi madre me había abandonado cuando era una niña, y que aunque la veía todos los días ella tenía su otra familia, que era su marido y el hijo de éste. Aprovechaste mi herida de infancia, mi abandono, mis ganas de construir una familia, para seducirme.
¡Y en 6 meses de noviazgo nos íbamos a casar! Yo solo tenía 22 años y buscaba amor. Un amor ciego, en el que solo hacía lo que tú me pedías, para que no me abandonaras.
Fuimos a tu pueblo y me olvidaste en el coche. Yo, que era tímida, me quedé allí hasta que viniste a por mí. Me presentaste a tu familia: padres, hermanas… pero me sentí excluida porque entre vosotros hablabais en una lengua que yo no conocía.
Y quise conocer a tu hija; pero resulta que no existía.
Y aún así seguí con la boda…. ¿Cómo íbamos a cancelar lo que ya estábamos organizando? Aún así, me exigiste que fuera al ginecólogo para que no te contagiara nada. Y también lo hice, ¡qué ingenua!
¡Y nos casamos!
Ahí sí empezó la pesadilla, porque para ti yo no valía para nada, ni para follar. Nada de lo que hacía era suficiente para complacerte: todo lo hacía mal. Empecé a tratarme mal, comía compulsivamente y engordé. Engordé y empecé a afearme. No tenía motivación alguna, vivía en una tristeza continua… Solo estaba en paz cuando te ibas a trabajar fuera.
Así que lo que hice fue estudiar y reinventarme. Y, claro, que conociera a gente nueva no te gustaba nada. Así que decidiste estudiar conmigo, no para aprender sino para controlarme. Pero claro, yo aprobaba y tú no. En ese preciso momento empecé a trabajar mi autoestima y estudiaba y leía todo lo que podía. El conocimiento es imprescindible.
Me quise matricular en una carrera, pero como tú también te matriculaste en la misma, para respirar elegí finalmente otra: tu presencia me ahogaba.
Mientras tanto, yo estaba a tratamiento de fertilidad y no conseguía embarazarme. Hasta que lo conseguí, pero aborté. Mi lucha por ser madre fue una batalla imprescindible para seguir contigo a pesar de todo.
Fue entonces cuando te pedí adoptar y me dijiste que tú no querías nada de lo que no llevara tu sangre.
En ese preciso instante, mi corazón ya no te quiso. Mi mente te odiaba, y mi cuerpo engordaba.
Así que seguí estudiando y estudiando. Y tú controlando y controlando.
«Si me dejas te mato», me decías una y otra vez… «¿Quién es, de qué lo conoces, a dónde vas?»
Intentaste suicidarte para dar pena, y aun así te salvé la vida; pero ya no podía más, estaba agotada… Cada vez tus mentiras eran mas largas y mi desesperación más agónica. En la última bronca, cuando me sacaste el cuchillo, me fui de casa y dormí en el coche.
Cuando fui al cajero a sacar dinero ya no tenía tarjeta ni dinero. Me dejaste sin un duro. No importa, te doy las gracias. Mi abuela nunca supo nada, se estaba muriendo y yo no iba a darle disgustos. Me lo callé todo.
Quiero darte las gracias porque estudié, porque tuve el coraje de empezar de cero sin ingresos. Quiero darte las gracias por hacerme más fuerte. Sigo con tus deudas y de mi nómina apenas me quedan 400 euros para todo el mes. Pero no me importa, no tengo apego a los bienes, porque hace mucho que ya me liberé de ti.
*Esta carta la ha escrito en primera persona una mujer superviviente de violencia machista que reside en Ferrol y que nos la ha hecho llegar voluntariamente. Se trata de una usuaria de Alvixe, la Asociación para a Loita contra a Violencia de Xénero, que presta apoyo integral en las comarcas. Podemos contactar con ellas en el correo alvixeferrol@gmail.con, el teléfono 633 840 016 o en sus perfiles de Twitter, Instagram o Facebook. Desde Ferrol360 agradecemos su labor y también que la mujer valiente que firma este artículo haya querido que lo publiquemos nosotras. Es un honor su confianza.
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