MARTA CORRAL | Ferrol | Jueves 11 abril 2019 | 13:39
Mi Semana Santa no comienza hasta que no me tomo un café en El Marqués con César Carreño, el presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades. Sin cruasán de París esta vez, el responsable de coordinar la Semana de Pasión me espera mientras charla con algunos cofrades. Ya empieza el bullicio en las cofradías y eso se nota en la calle.
Como siempre, Carreño mira al cielo en estos días en los que la primavera parece haberse olvidado de nosotros. ¿Quién nos ha robado el mes de abril, ese que empezó emulando al verano? La novedad este año es que, lejos de conformarse con mirar decenas de aplicaciones meteorológicas, ahora también tiene línea directa por WhatsApp con Martín Barreiro, uno de los meteorólogos de Televisión Española: «Coincidimos un año en Fitur, me dice que en unos días podrá darnos datos más exactos y me manda ánimo».
También tiene de mano a «un amigo meteorólogo que trabaja en el aeropuerto de A Coruña», reconoce, añadiendo que «estará nublado, pero dan menos lluvia y, a lo mejor, salvamos. Este año, que ya sabemos que la app funciona bien, no hace falta que llueva», ironiza. Lo peor, dice, «es para los pobres agricultores, esos sí que me dan pena. Lo nuestro, no sales, pero no vivimos de esto».
Otro de los rituales de Carreño es llamar a los hoteles de la ciudad para cerciorarse de la ocupación: «Está todo petado», dice sonriendo mientras reconoce que «me encanta este ambiente, están las cofradías moviéndose a pesar de todo». Tengo la sensación de que, si pudiera detenerse el tiempo, él lo pararía en estas vísperas, cuando ya se anticipa el incienso y todavía no se extraña después del paso fugaz de los siete días de Pasión.
Unos años más
Creía que la del año pasado sería nuestra última entrevista después de haber anunciado su intención de dejar la presidencia de la Junta al finalizar la Semana Santa 2018, pero no ha sido así: «Sigo por la presión de la gente, que no quería que me marchara. Yo me quedé alucinado porque esto no es un cargo relevante, no soy el presidente del Gobierno; pero ellos me dijeron que lo daban todo y que yo me largaba, así que me desarmaron. Y aquí estamos, por eso ya no digo nada. No me mojo más».
Rompió la renuncia que iba a presentarle al obispo y siguió adelante, viviendo esa Semana Santa que para Carreño dura todo el año: «Si no estoy haciendo algo, lo estoy pensando o me estoy reuniendo con alguien. Hasta en Navidad tenemos la presentación del cartel. Normal que Suso Basterrechea [edil de Turismo] bromee diciendo que desde que llegó hacemos más actos que nunca. Pero lo cierto es que dice que le gusta y se le nota contento».
Más políticos que cofrades
Con las elecciones generales, europeas y locales tocando casi los días grandes de la Semana Santa, se prevé que las presidencias de las procesiones estén plagadas de políticos: «Sí, van a ser súper grandes. Se nota que los políticos nos traen en palmitas, somos un lobby», bromea. Recuerda que ya se vio durante la presentación de la revista y el procesionario, que muchos de los candidatos a la Alcadía acudieron sin falta.
«A mí me parece muy bien, un político tiene que ganarse el puesto de trabajo y, lógicamente, que ellos, independientemente de la ideología que tengan -que es muy lícita siempre que sea democrática, no todo vale-, estén presentes en una tradición del pueblo, me parece perfecto. Eso sí, siempre y cuando lo apoyen después, no solo la fachada». Admite que se han reunido con dos alcaldables que se lo han pedido, José Manuel Rey Varela (PP) y Ángel Mato (PSOE), incidiendo en que «estamos abiertos a reunirnos con cualquier candidatura que quiera escucharnos o aportar algo».
Lo que pide a partir del 27 de mayo son «planes concretos». «En democracia lo que tienes que tener es anchura de miras. La Semana Santa no es de un color, hay de todo, así que lo ideal es que dirijan el mensaje a todos. Además, en una ciudad pequeña, la gran política no tiene sentido. Aquí hablamos de adoquines, de los jardines, de potenciar el naval… que miren por eso».
Carreño siempre desliza el ejemplo de la Semana Santa como un espejo donde se podría mirar la política local: «Somos cinco hermandades muy distintas y somos capaces de sacar esto adelante, ¿por qué Ferrol, siendo tan diferentes, no somos capaces de unirnos para algo cuando es posible?». Insiste en que «cada cofrade sale por sus motivos» y presume de que «desde el respeto, hemos sido capaces de unirnos por un objetivo común y aparcar las diferencias. ¿Porque tú seas del Madrid y yo del Barça no vamos a poder trabajar juntos? Si el objetivo común pesa más que el particular, se es capaz. ‘Ferrol por encima’, veremos. Cuando te tiran de las orejas desde Madrid, veremos a ver qué pasa».
Próximo objetivo: Europa
El pasado mes de marzo se reunieron en Braga (Portugal) representantes de la Semana Santa de España, Eslovenia, Italia, Malta y Portugal para fraguar la candidatura como Itinerario Cultural y presentarla ante el Instituto de Itinerarios Culturales del Consejo de Europa. Un proyecto que pondría en valor los actos religiosos convocados en estos países en torno a las fechas de Pasión.
Se trata de una iniciativa liderada por las cofradías de Andalucía en la que Ferrol también quiere estar presente. Un objetivo nuevo cuando ya parecía que se había tocado techo con la declaración de Interés Turístico Internacional y el Museo de la Cuesta de Mella. «Creo que el año que viene, cuando nos volvamos a ver por estas fechas, ya será una realidad», vaticina Carreño.
La exposición permanente, con 2.600 visitas hasta el momento, supone todo un éxito que respalda la integración en la iniciativa europea. «Quizás la Semana Santa no sea el tiempo idóneo para visitarla porque muchas imágenes se van de franco de ría», bromea, explicando que las cofradías se esforzarán en hacer los traslados de las tallas que procesionan a la máxima brevedad posible. Eso sí, cerrarán el Viernes Santo porque «la exposición estará en la calle».
De los cines cerrados a las redes sociales
Este año otra Semana Santa, la de Medina de Rioseco, quiso presentarse en Ferrol y dio lugar a conocer, según Carreño, «otra tradición muy diferente a la nuestra, muy castellana, muy sobria, solemne, con poco colorido, con otra riqueza distinta». La nuestra, destaca, «tiene un colorido que no lo hay en ningún lado. Es bonita, juvenil, alegre, tiene momentos de solemnidad, pero también otros más festivos. Cada cofradía tiene una personalidad muy grande y diversas, pero estamos juntos en esto».
Apelando a que las personas mayores son muy necesarias en las hermandades, le gusta presumir de cofrades y músicos jóvenes porque, ironiza, «nosotros los mayores ya vamos camino de Catabois y la juventud es fundamental». De los tiempos de Pasión de su infancia recuerda cines y bares cerrados, viernes de vigilia sin comer carne y películas sobre la vida de Jesús en la televisión: «Cada uno que viva la Semana Santa como quiera siempre que no haga daño a otro. No puede primar lo externo sobre lo interno. Hacer vigilia y por dentro ser un desgraciado. Cómete un chuletón y sé mejor persona», zanja.
Quizás las redes sociales hayan contribuido a la apertura de este evento religioso en los últimos años consiguiendo que el respeto de aquellos que no comulgan con las ideas religiosas sea mayor: «Nos han permitido abrirnos, que se nos conozca y nos tengan aprecio. Se transmite todo y es positivo. Hace que la gente nos vea como una entidad viva, abierta, del siglo XXI. Antes era todo más hermético, parecíamos un clan. La gente ve a los jóvenes involucrados y saben que la juventud no es tonta, que no está en un sitio donde se sientan oprimidos, sino que aquí se sienten valorados».
¿Y las mujeres pa cuándo?
Aunque la nuestra haya sido siempre una Semana Santa pionera en la integración, normalizada y natural, de la mujer en todos los ámbitos, todavía no hemos visto a ninguna elegida por los cofrades para estar al frente de una hermandad. «En casi todas las cofradías las mujeres son mayoría. Hay juntas, como la de la Merced, en las que son más que los hombres, así que creo que en cinco años habrá, no una, sino varias mujeres. Y, además, sin ningún tipo de problema. Hay lugares donde han tenido que intervenir los obispos para obligar a las cofradías a abrir la puerta a las mujeres, aquí no».
Además, Carreño también aboga por el fin de los tercios exclusivamente masculinos o femeninos, pidiendo que todas las filas sean mixtas: «Si yo soy devoto de esa imagen, ¿por qué no puedo ser de ese tercio? Si tú tienes devoción por la Virgen de los Dolores y yo por la Esperanza, ¿por qué no vamos a poder acompañarlas? Esto es imparable y así se verá en los próximos años».
Lucha contra las agresiones sexuales
La Junta de Cofradías ha suscrito un convenio con la Vicepresidencia del Gobierno y la Xunta de Galicia para sumarse a la iniciativa Agresións Off. Eu digo non á violencia sexual. Así, los capuchones de chocolate llevarán este lema impreso y desde el Museo se facilita información sobre cómo actuar ante este tipo de violencia.
«Afortunadamente, que sepamos, no se han dado agresiones sexuales aquí, pero que sepan que no son bienvenidos», adelanta Carreño. Al hilo de esto, aprovecho para preguntarle por la agresión «fascista» que ha sufrido un ferrolano el pasado mes, en cuya denuncia pública se deslizaba el vínculo de la Semana Santa con agresiones de este tipo.
«Vincular a la Semana Santa con ese tipo de cosas, bajo ningún concepto. Nosotros no somos partidarios de ningún tipo de violencia. Cada uno que viva con sus ideas sin hacer daño a otro. Ni a las personas ni al patrimonio. Condenamos cualquier acto violento e, insisto, en que la Semana Santa no tiene nada que ver. No practicamos eso, sino todo lo contrario, lo denunciaríamos. Pero, eso sí, no somos responsables de lo que haga la gente a título particular».
La Semana Grande
Para todas aquellas personas que se acerquen a nuestra ciudad, tanto si le gustan las procesiones como si no, Carreño recomienda la Ruta de la Construcción Naval, darse un paseo por A Magdalena para admirar la arquitectura de Ucha, y otro por Canido y sus Meninas, sin olvidarse de las playas, el castillo de San Felipe y la gastronomía.
«No sabemos el paraíso en el que vivimos. Si le dices a un señor de Madrid que, en 10 minutos, puede estar contemplando el océano Atlántico y que lo que tiene enfrente es Nueva York no se lo cree. Y aquí lo tenemos y no lo valoramos. Tenemos un potencial de ciudad tan grande que, cuando los ferrolanos queramos a nuestra ciudad, despegamos y no paramos», asegura orgulloso.
De lo suyo, la recomendación que ofrece este año es más íntima que la habitual, huyendo quizás de los actos más multitudinarios. «La retirada de Os Caladiños, una de nuestras procesiones más antiguas. Visitar la urna del Santo Entierro cuando está instalada en San Julián. La salida de la Soledad, por la puerta de aquella capilla tan estrecha, impacta. El baile de las Angustias cuando la sacan del trono y sale cuatro veces a saludar. O, en el santuario, cuando el martillo llama a la puerta para ejercer la caridad, porque el aspecto social es fundamental en nuestra Semana Santa».
A Carreño ya le brillan los ojos y eso solo ocurre cuando se acerca el Viernes de Dolores y su trabajo termina. Cuando toda la maquinaria está a punto y la pelota pasa al tejado de las nubes. Antes de despedirnos y ver cómo se pierde entre la bulla de Amboage, vuelve a recomendar «que nadie se lo pierda» lanzando la sentencia que repite cada año: «Si hace falta, les hago yo de guía».
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