SANDRA REGO | Ferrol | Lunes 30 septiembre 2013 | 08:05
El teatro Jofre cerraba sus puertas este último domingo de septiembre para dar comienzo la actuación con el cartel de entradas agotadas. La ocasión lo merecía, era día de celebración. La última cita de la gira de Goyo Jiménez en Galicia, después de recorrer Vigo y A Coruña este fin de semana, terminaba aquí. Donde se acaba el mar.
La gente subía las escaleras hasta el conocido gallinero -ese sitio en el que ves por todo lo alto pero acabas con la espalda algo dolorida-, en el patio de butacas no sobraba ni un asiento y los palcos estaban a rebosar. Cualquier sitio valía con tal de ver la actuación del cómico de moda, Goyo Jiménez.
Como si de una liturgia se tratara, y éste fuera su líder espiritual, Goyo comenzó con dos oraciones que resumirían el contenido del espectáculo y que el público repitió varias veces al unísono. «No a la mentira. Amén a la verdad». Y es que aparte de ser dos horas de «reflexión», garantizaba 18 euros de risa, o sea, el precio de la entrada.
En esta «comunión entre hermanos» se aplicó en toda regla ese dicho archiconocido de «la mejor medicina es reírse de uno mismo», pues Goyo Jiménez sacó a relucir aquello que caracteriza a un buen español, seas de la comunidad que seas.
Que al «ni escuchamos, ni leemos», hay que sumarle que seamos «al-co-hó-li-cos» e incluso racistas. Claro que, cualquiera que no conozca a este cómico ni haya visto alguno de sus shows, no estará muy de acuerdo en estas afirmaciones; pero es imposible negarle nada cuando estás escuchando frases que reconoces. Aunque, eso sí, esas frases tan típicas no solemos admitir que son nuestras, sino, como dice Goyo, siempre son de los demás.
Bajo la premisa «yo y mis circunstancias», Goyo realiza un retrato de la sociedad española en la que habría que cambiar «el que calla otorga» por «el que ríe». Pues bajo esas sonrisas y aplausos efusivos, se encontraba el reconocimiento de algunas de nuestras más inconscientes acciones. Como la manera que tenemos de aislarnos cuando estamos en misa y tan solo nos levantamos cuando el resto se yergue.
Pero sin descubrir más el espectáculo –cabe la posibilidad de que aún tengas la oportunidad de verlo-, hay que añadir que no hubo ni un solo sector social con el que no se metiera. Que si el Rey, los presidentes que han pasado por el Gobierno en los últimos diez años, la Iglesia y cualquier otra religión del mundo. Todos fueron cuestionados y llevados a lo absurdo. De manera que hay que darle la razón a su carisma cuando afirma que un botellón es «una concentración de jóvenes que protestan por lo caras que están las bebidas».
Por reír, se rió hasta de sí mismo y soltó verdades como puños. Quizás si nos lo dicen en otro momento y otra situación dolerían, pero llega a tener tanta razón que la única defensa es la risa. Dos horas que no hicieron olvidar los problemas personales, pero al menos se hicieron más pequeños el tiempo que duró la función.
El colofón llegó con una especie de discurso, con melodía incluida, que recordaba a la voz en off de nuestro querido anuncio de Vivamos como galegos que tanta energía positiva desprende. Igual que Goyo, que se despidió entre una fuerte ovación por parte del público y al que dedicó tiempo tras encenderse las luces. Quien se marchó sin una foto con él, fue porque no quiso. En verdad os digo que si al salir del teatro hubiera unas elecciones generales, saldría presidente sin ni siquiera estar en la candidatura.
Ferrol360 tuvo la suerte de hablar con el cómico melillense tras finalizar su monólogo y nos contestó a unas breves preguntas con su característico humor satírico.

FERROL360 – Ser cómico, ¿se hace o se nace?
Goyo Jiménez – Se hace. Bueno tienes que nacer pero tener especial gusto por las payasadas. Puedes derivarte hacia la política o hacia la versión del humor. Yo me hice cómico en vez de hacerme presidente del Gobierno.
360 – Casi tienes más votos que el presidente después de este show.
GJ – Cualquiera tiene más votos que el presidente del Gobierno y que el jefe de la oposición.
360 – ¿Cómo te pones un día delante de un folio en blanco y dices «vamos a reírnos de nosotros mismos»?
GJ – La verdad es que nunca me he puesto delante de un folio en blanco. Me he puesto delante del público y he empezado a hacer cosas. Desde siempre trabajo con ideas e improviso mucho. Nunca trabajo con un guión cerrado, sino que tengo un discurso y lo desarrollo durante la marcha. El monólogo no tiene que ser una obra de teatro o una conversación en lata, sino abierta y que cuente lo que está pasando.
360 – ¿Alguna vez te has quedado en blanco?
GJ – No. No te quedas en blanco porque estás creando sobre la marcha.
360 – ¿Hay algo de lo que no se ría Goyo Jiménez?
GJ – No me río de la violencia ni de la estupidez humana. Tampoco de la miseria ni las cosas que causan dolor en general, ya sea de forma individual o colectiva.
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