
JOSÉ MARÍN AMENEIROS | A Malata | Miércoles 31 julio 2013 | 14:42
“Perdona por las pintas, es que vengo de la playa” era la frase más repetida este martes en A Malata, por delante incluso de la alineación del Racing de Ferrol. Es lo que tienen los partidos de pretemporada, que sacan a uno de la arena y lo ponen frente al césped con los pies descalzos, y los jugadores no saltan también en chanclas porque no pueden. Este martes, unas dos mil personas poblaron el ala oeste de la casa verde para disfrutar de una tarde de verano y del Racing-Lugo, con los otros tres graderíos atestados de público de plástico y hormigón.
Cada vez que el Racing hilvanaba unos cuantos pases, un murmullo quedo de admiración se elevaba de la tribuna. Más aliento habrán de necesitar los verdes durante la temporada si quieren mantenerse en la Segunda B, a pesar de que en los últimos minutos algún cántico de ánimo surgió de la gente. Seguido, eso sí, por pocas gargantas. No pasó eso en los dos tantos racinguistas. Cuando Marcos Álvarez trazó una línea perfecta al palo largo, un rugido de Champions League emanó de A Malata. Igual que cuando Antonio remachó el segundo a puerta vacua. La marea verde tiene ganas de cantar goles que enorgullezcan de nuevo a la ciudad, como en el reciente ascenso.
En el descanso, turno de relajarse en la cantina con vistas a la ría. “¡Venga, venga, vamos sirviendo por aquí, tú qué quieres, ¿otra caña? ¡Con ritmo!”, exclama animoso el barman mientras reparte a diestro y siniestro Estrella Galicia en vaso de plástico, pipas o patatas fritas. Conversaciones en corrillos de fiestas, la playa, incluso el tiempo; del balón, poco o nada.
De vuelta al césped, la curva de atención decae, y algunos ya se entretienen con el teléfono móvil. Los más pequeños la perdieron hace tiempo y corren de un lado a otro de la banda. Dos críos de apenas cuatro años, uno con la camiseta de Neymar del Barça, y otro equipado de arriba abajo del Racing de Ferrol, juegan al pilla-pilla. Las dos caras del fútbol, la potencia y el pequeño, unidos por el juego infantil. La afición aplaude a rabiar los cambios y la entrada al tapete de las nuevas hornadas de juveniles. Entre tanta ovación, un pequeño, de espaldas al terreno, le busca las cosquillas a su camión de juguete.
En la postrimería del encuentro el Racing creyó tener la victoria en la mano, tanto que su Twitter llegó a publicar el triunfo por 2-1. Pero el lucense Pedrosa efectuó un perfecto reverso dentro del área, nada tenebroso, y con mucha clase inscribió el empate a dos, que es verano y no es cuestión de irse disgustado a casa por perder un partido.
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