RAÚL SALGADO / MERO BARRAL | Ferrol | Sábado 25 febrero 2017 | 23:00
Vendió muy cara la derrota el Universitario Ferrol, que cayó este sábado en Esteiro por un ajustadísimo 83-88 ante el todopoderoso Perfumerías Avenida. Las salmantinas, abocadas a ponerse el mono de trabajo frente a la mejor versión naval, concretaron el triunfo en un último cuarto vibrante en manos de las de Lino López.
Curiosidades de un partido apasionante en la caldera del barrio que acoge al campus ferrolano. La siempre diáfana definición charra se encontró con un cuadro anfitrión muy bien posicionado, pero el prestigio de las vencedoras no es casual. Se demostró por fases, cuando parecía que más apretaban las titulares.
Nunca el esfuerzo es en vano, aunque a continuación afloraba un triple o una jugada desequilibrante para recordar que seguían allí. No es menos cierto que los parciales que fue regalando el encuentro tampoco eran fruto del azar, sino de una tarea incansable de las ferrolanas.
El marcador, tres escasos puntos de diferencia en los últimos segundos, sirve como fiel testigo de la labor animada hasta el suspiro definitivo por una afición entregada que llena Esteiro. No descansaban, insistencia hasta que había punto como recompensa.
Solo fallos puntuales imposibilitaban una renta más definida a favor del Perfumerías Avenida, que parecía guardar sus secretos para el golpe maestro. El doble valor de la constancia como réplica a un modelo tan asentado que no parece existir alternativa en la escena del baloncesto femenino español.
Sin embargo, los grandes tampoco deben dormirse. Esta vez, en tiempos de Carnaval, asustaban sin máscara. Cuando se remontaba, afloraban Beard o la inagotable De Souza, estatura y aplomo. Rebelión en la ciudad naval, una alegría que ya no es sorpresa. Es confirmación de un proyecto creíble.
Bien colocado, el Universitario conminó al cuadro perfumero a buscar huecos con fruición. A la hora de la verdad, efectividad, que no evitó marcadores casi siempre limitados y una ratificación de valía. No es cualquier cosa poner contra las cuerdas a este contrincante de principio a fin.
Pecó de falta de efectividad, especialmente desde la lejanía al aro, el equipo de Lino López, que pudo haber aprovechado más resquicios. Lo previsible se diluyó y las de Salamanca no pisaban el acelerador hasta que veían llegado el momento. Al descanso, las ferrolanas se dotaron de oxígeno. Era necesario.
El tercer cuarto, más próximo a una losa, derivó en un cuarto para revitalizar ánimos. De nuevo, cara a cara. Amagando con la heroicidad cuando la parroquia gritaba que sí, que se podía. Incomodando al rival en un deporte de buenos gestos. Perder duele menos si es así.
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