MARTA CORRAL | ‘O Falar non ten cancelas’ | Miércoles 18 septiembre 2013 | 14:12
Que en Ferrol miramos de reojo el éxito del vecino es un hecho. Que además solemos cuestionar todo lo que se hace ‘dentro de puertas’ y alabar lo que se hace fuera, es así. Nadie es profeta en su tierra. Da lo mismo que seas músico, diseñador, político, pintor, actriz o peluquero. Siempre habrá alguien que haya ido contigo al instituto y al oír tu nombre ligado a la palabra ‘éxito’, te visualice 30 años atrás y espete: «ese era un pringado, imposible».
Aunque te hayas doctorado en la Sorbona, si tienes éxito y eres feliz, apestas. Y más vale que no vivas aquí, porque si no tienes la fortaleza suficiente, despídete de tu creatividad y dedícate a otra cosa, mariposa. A algo más ‘normal’, que no levante sospechas, que te entierre los pies en el suelo y te condene a ser uno más. Lo que sea; pero que te asegure la infelicidad.
Menos mal que entre la corriente sigue habiendo quien rema hacia la orilla o quien se desvía afluente abajo, quien se detiene en un meandro a escuchar a las sirenas y quien decide remontar el río para volver a su origen. Menos mal que siguen existiendo hombres rebeldes que dicen no.
Se reconocen a la legua: son los que sonríen cuando andan por la calle, los que ‘saludan siempre’, los que bailan como si nadie los estuviera mirando.
El pasado 7 de septiembre, un buen puñado de hombres y mujeres rebeldes fondearon su navío en Canido; capitaneados por el artista Eduardo Hermida.
Desembarcaron con un peligroso armamento bajo el brazo: sus pinceles. A los rebeldes pintores, se les sumaron rebeldes poetas, rebeldes fotógrafos, rebeldes bailarines, rebeldes músicos y vecinos rebeldes.
Y después, ¿para qué más detalles?, ya saben: meninas, luz, barrio, estrellas gallegas, gente, sonrisas, saludos, felicidad. Ni los necios podrían poner una pega.
Pero son necios y la ponen, porque ‘no saben lo que hacen’. Resulta que ahora, las Meninas de Canido exaltan a la monarquía y son españolistas. Manda carallo.
Y yo que pensé que esta intervención artística surgió para denunciar el deterioro de uno de los barrios históricos de Ferrol y que se ha convertido en una seña de identidad del mismo, precisamente, porque no conlleva ninguna connotación política.
No puedo con las personas que sienten la necesidad de etiquetarlo todo, que son incapaces de dejarlo fluír y sentarse a admirarlo.
Es realmente difícil encontrar una iniciativa que no esté politizada en una ciudad donde siempre estás en un bando y contra otro. Es complicado acudir a un concierto, a una concentración vecinal o a una charla sin correr el riesgo de verte excluído en parte.
Pero no con las Meninas. Ahí probablemente resida tambien su magia, el secreto para hacer barrio: que todos formen parte de lo mismo, sin renunciar a su identidad, a su rebeldía.
Las hay heavys, las hay clásicas, las hay putas, las hay princesas, las hay ‘em galego’, las hay republicanas, las hay viejas y las hay jóvenes: pero todas son Meninas de Canido.
Yo -que soy de Canido y lo seguiré siendo aunque viva en Esteiro- agradezco que haya ‘Edus Hermidas’ que sigan invirtiendo su tiempo para regocijo de los demás. Desinteresadamente. Comprándose sus propios cuadros, siendo su propio mecenas.
Porque si estábamos entusiasmados y todo el mundo quería vivir en Canido ese sábado, fue gracias a él. Sin olvidar, a todos los que le ayudaron en su tarea y a los que pusieron su granito de arena en Verkami. Como decían dos mecenas sabias, Bar y Vira Volta, ‘ser mecenas debería desgravar en Hacienda, porque estamos aportando lo que tenían que aportar los gobernantes’.
Una oda a las personas que tienen proyectos en Ferrol. No me refiero a negocios, que también; sino a otro tipo de empresas.
Las que no tienen ánimo de lucro, las que se hacen sin esperar nada a cambio; sólo porque existe esa necesidad. Esas empresas que llevaban a cabo los antiguos caballeros, las mismas que la administración debería apoyar siempre; pero dejando hacer.
¡Cuanto mejores resultan estas iniciativas cuando surgen de las personas que no ganan nada haciéndolas!, de esos ‘voluntarios’ -que no sólo ponen la voluntad, sino su formación, sus conocimientos y su tiempo-, y no de las concejalías que muchas veces pierden la cercanía necesaria con los vecinos.
Señores concejales, que van a la Alcaldía aprovechen el gran tejido asociativo y social de nuestra ciudad, pídanle consejo, acepten sus proyectos, fináncienles. Les ahorrarán dinero, les acercarán a la gente, les solucionarán problemas.
Y a ustedes, a los que dicen siempre sí. A los que no saludan por la calle, a los ‘miopes de calle Real’, a los que nunca sonríen, a los que siempre miran para ver quién los mira, a los que hacen un barrido para fichar tu conjunto y tu michelín, a los que nunca bailan por miedo a ser vistos, a los que se esfuerzan porque nada de lo que haga el vecino tenga éxito, a los que piensan que la gente no tiene derecho a cambiar; a todos: lo siento mucho por ustedes, qué vida más triste.

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