JOSÉ BARCIA TUCCELLI | Motivación para el cambio| Viernes 27 abril 2018 | 10:18
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Suelo completar esta máxima, con una pregunta que considero que es lo realmente complicado, y que, una vez que sí hemos querido ver, que hemos hecho el esfuerzo de tomar perspectiva, ¿qué hacemos con la información que hemos recogido?, ¿qué hacemos con lo que hemos visto?.
En estos días estamos celebrando en nuestra comarca muchos éxitos deportivos en diferentes deportes: voleibol, fútbol sala o baloncesto, por señalar los más mencionados. Debemos de felicitar primero a todas las personas que vienen trabajando para que haya sido éste el final y no otro; pero justo después, en todos los casos, toca mirar hacia delante: ¿y ahora qué?.
Pues lo que hay es el mismo discurso de todos los años, acrecentado por algunos éxitos poco esperados: “si esto sigue así no sabremos cuánto lo podremos aguantar”, “si no hay más implicación esto será otro recuerdo deportivo”. Vuelve la necesidad de financiación, necesitamos que aparezca el mecenazgo de las empresas locales, provinciales o autonómicas que ayude a sostener los cimientos de los Proyectos. Pero el problema es que conseguir a alguien que apueste de manera decidida por un Proyecto deportivo, salvo que sea para aquellos de los que tienen gran relevancia mediática, no es sencillo.
Sería deseable otra situación, por supuesto. No hablamos de merecimiento ni de la justicia tan mencionada en nuestra sociedad: “lo justo sería que”. La realidad es que no es cuestión de intangibles como la justicia sino de volver al inicio de este texto: ¿qué hacemos cuando hemos visto lo que hay y tenemos la necesidad de resolver de alguna manera?. Podemos mantener el mismo discurso de antaño esperando que tenga un resultado distinto al que ha tenido habitualmente, o podemos buscar otras posibilidades, nuevas opciones.
Por supuesto que esto no deja de ser una opinión, de eso se tratan estas secciones, pero es una opinión reflexiva. Quizás en lugar de mirar de manera principal hacia fuera, hacia la búsqueda del capital externo deberíamos de ir mirando seriamente hacia dentro. No es una crítica a la política deportiva de estos Clubes porque nadie pone en duda su valía en la gestión tanto financiera, como deportiva o social. Nadie critica sus movimientos hasta el momento.
No es mi intención poner en ninguna duda su trabajo porque objetivamente lo vienen haciendo muy bien. Lo que conozco de estos Proyectos no merece más que alabanzas, reconocimientos y deseos de continuidad a través de éxitos futuro, pero, siempre hay un pero. Quizás, una vez reconocido el terreno, una vez que ya nos han cerrado la puerta delante de nuestra cara muchas veces antes, podemos seguir tocando a otras puertas pero teniendo un plan de trabajo paralelo. Y ese plan paralelo está dentro de cada Club, no fuera. A eso me refiero cuando digo lo de mirar hacia dentro.
Seguro que cualquier persona que forme parte de la gestión, de la dirección deportiva de estos Clubes, o incluso sus aficionados me podrá decir en una respuesta rápida que ya se viene trabajando con la cantera. Y en ese punto es en el que podríamos comenzar a debatir con cuánta profundidad y convicción se viene haciendo.
Por otro lado podríamos añadir nuevas preguntas acerca de con cuánta carga de atención se están siguiendo las evoluciones de los jugadores y de las jugadoras de los Clubes de la Autonomía; porque estamos hablando de equipos que compiten o que van a competir a nivel nacional, por lo que al menos, deberían de dominar al máximo el territorio gallego. En ocasiones el talento llama a la puerta de nuestra casa, pero normalmente hay que ir a buscarlo allá donde esté.
El trabajo de cantera es arduo y da frutos a largo plazo, lo sabemos. Requiere de una red de colaboraciones y de voluntad de trabajo, también los sabemos. Pero parece que es la única manera de asegurar un futuro para los Proyectos deportivos cuando la financiación escasea.
Por otro lado, insistamos con vehemencia en que el trabajo de cantera hay que trabajarlo con la misma profesionalidad que se hace con el equipo que llena pabellones y logra el aliento popular, del que aspira a competir en la élite. No llega con tratar de captar cada vez a más niñas y niños con la esperanza de que entre alguno de ellos haya algún jugador que destaque y que nutra nuestro equipo, sino de formarlos realmente para saber competir. Saber competir es mucho más que saber jugar al deporte en cuestión.
Seguimos manteniendo ciertos reparos con la palabra competir. Parece que sigue rodeada de connotaciones negativas cuando hablamos de edades formativas, pero no tiene por qué ser así. Enseñar a competir es parte de la formación tanto para el propio deporte como para la vida. Saber competir no niega el valor y la importancia de la cooperación. Por otro lado, no seamos ingenuos, la competición está presente en nuestra sociedad y nada hace pensar que pueda desaparecer.
Quizás sería buena idea mirar profundamente en el interior de nuestras organizaciones. De esta manera conseguiremos algo más nuestro, algo que conecte con la gente porque será claramente reconocible. La identidad de un Club no se transmite cuando se firma un contrato sino con el ejemplo y los mensajes que impactan en nosotros cuando nos estamos formando como personas.
El orgullo de pertenencia, el orgullo de defender algún tipo de símbolo nos hará competir al máximo de nuestras posibilidades siempre que lo hayamos interiorizado, siempre que realmente percibamos que somos parte de eso que defendemos. Trabajar con la cantera es asegurar al menos unos jugadores que den el máximo. Si además podemos contar con algún jugador o jugadora que marque la diferencia, quizás nos asombremos de hasta dónde hemos llegado.
La cantera no es una quimera, ejemplos tenemos muchos. Solamente es cuestión de no negar las realidades, de no cerrar los ojos frente a las evidencias. Pero para que cualquier iniciativa pueda funcionar hay que confiar de manera decidida, aunque sea un camino que se recorra andando y a nosotros nos pida el ánimo ir corriendo.
José Barcia Tuccelli es licenciado en Educación Física y en Psicología y tiene una amplia experiencia en el campo del ejercicio físico, la salud y el deporte de rendimiento.
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