RAÚL SALGADO | Ferrol | Lunes 11 septiembre 2023 | 18:00
Salgo de casa y el cielo no ha descargado, pero la previsión meteorológica sonaba aterradora. Los festivales son, cada vez más, una experiencia y la inmersión ya comienza en el desplazamiento desde el casco urbano. Cuando la carretera al puerto exterior obliga a decidirse, con Covas cada vez más cerca, nos adentramos por el corazón de Doniños.
Como si fuésemos turistas, nos dejamos asombrar por la vista de la playa. El mar, un sorprendente plato. La vía serpenteante, entre casas de revista y naturaleza de excepción, relaja antes de la verdadera desconexión del ruido. Irrumpimos en las proximidades del epicentro del Nachiños Fest, hay espacio para aparcar junto al pinar.
El camino de subida al campo de As Cabazas ya es el de una romería tradicional. Se completa en pocos minutos y una de las vecinas saluda desde el cierre de su finca. Parece que todo discurre en perfecta sintonía. Sin agobios, las pulseras se van entregando a la entrada del recinto. El sendero de cada año conduce al escenario o a la carpa en la que volará la bebida, especialmente cuando arrecie.
Fer Amador y Alejandro y Jorge Cobelo, al frente de una organización que ya se presta a repartir chubasqueros a la vista de lo anunciado. Se puede elegir el color. No tardarán en ser necesarios. Primer chaparrón. La pequeña camioneta que distribuye la cerveza encierra una sorpresa: bajo su mostrador, un tablero en el que poder sentarse mientras lluvia.
Al más puro estilo Santiago Pemán, casi cualquiera se atreve a vaticinar que la noche consistirá en sustos de ese tipo. Precipitaciones más o menos contundentes, pero repartidas en un par de puñados y de pocos minutos de duración. En realidad, acabará chispeando en alguna ocasión más, pero esos atisbos de miedo no disuaden al respetable.
Alegran The Rapants con su estilo bravo, levantan a todos Crystal Fighters con su espíritu de hippies y sus tres voces en pleno despliegue físico. Completan el cartel de la jornada de apertura Jimena Dgarayz, Alison Darwin, Besmaya, Anabel Lee y el excelente espectáculo de DJs de Galician Army. Entre recital y recital, reaparece una de las sensaciones de 2022: el factor animación de La Duendeneta.
Los tokens, la particular moneda de plástica que gobierna en el Nachiños Fest, van de mano en mano como si se rompiesen piezas de un pequeño juego para abonar el precio de una cerveza o la primera copa. Hamburguesas, patatas y baile sobre el césped; el place to be ferrolano, el lugar en el que, como para nuestros padres la calle Real, hay que dejarse caer para ver y que te vean.
La impresión de que nos conocemos todos o una gran mayoría. Por mucho trabajo que pueda haber, se respira calma en las barras. También respira Fer Amador cuando el último pasaje de lluvia parece quedar en el olvido. Se disipa la amenaza de que no haya conciertos, de que el agua pueda afectar al material instalado.
Raquel Míguez, Julia Nar, Marem Ladson, Berto, Alizzz, Cupido y Cool Nenas coronan el sábado, día de despedida. Aunque el perfil del visitante se suela inclinar por debajo de los 30 años, la calidad de los músicos, de sus propuestas y sus sonidos, es una invitación al oído de cualquier edad. Algo así necesitaba Ferrol, caben todos en el Nachiños Fest, que merece más y todavía mejor vida. En beneficio de todos.
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