TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: ALICIA SEOANE | Ferrol | Martes 5 septiembre 2023 | 17:40
Hace unos nueve años Estefanía Grandal y David Rodríguez se conocieron en un curso de apicultura que impartía A Casa do Mel en As Pontes. En aquel momento arrancaban los problemas con la avispa asiática, como ambos tenían colmenas y amor por las abejas decidieron apuntarse a un curso para aprender a hacerle frente. Lo que no sabían es que allí iban a conocerse y que las abejas además de buena miel, les traería muchas alegrías.
David tenía su trabajo estable en A Coruña, de entrada la apicultura era para él una pasión, tenía sus colmenas en Quiroga, lugar donde sí hay cultura de miel y donde muchas personas son profesionales de este sector. Al conocer a Fani se dieron cuenta de que sus horarios eran incompatibles, así que, impulsados por las ganas de seguir juntos, la apicultura se fue convirtiendo poco a poco en el oficio de David: «al principio me daba miedo dejar mi trabajo, sobre todo porque me daba un sueldo fijo y estabilidad. El mundo de la apicultura depende mucho de factores que no están solo de la mano de uno, y aunque no lo parezca requiere de mucha inversión inicial. El conocer a profesionales dentro de este mundo y ver que me animaban y me apoyaban también fue importante».
Fani también tenía sus colmenas en la zona de Moeche, así que juntaron ambas explotaciones y se lanzaron a crear su propia miel: mel das nosas abellas, tal y como David había imaginado el nombre. Así explica Fani «nos retroalimentamos el uno al otro la ilusión de empezar el proyecto, quien lo trabaja y quien se dedica a él es David, pero es un mundo que a ambos nos gustaba, y que, pese al miedo inicial, nos ha permitido conciliar, tener una hija y poder continuar juntos».
El trabajo del día a día es más complicado de lo que de entrada quizá imaginamos, es un trabajo muy variado, desde febrero a marzo las abejas salen de la hibernación, toca hacer revisión de las colmenas y hacerles espacio en las celdas a las abejas para que pongan la miel. Los meses siguientes ya es la recogida y venta. Agosto y septiembre es la época de retirada de la miel, pero la tendencia está cambiando, hay que tener control de cuando son las épocas de floración de cada especie, ahora se estila mucha ir sacando mieles específicas de cada especie según las flores, por ejemplo, miel de eucalipto o de castaño: «Con la experiencia ya vas teniendo una referencia por el color que vas viendo que coge la miel. Luego se lleva a un laboratorio donde se examina el porcentaje que aparece de una flor, si cumple el porcentaje que te marcan se considera miel unifloral», explica David.
Mel das nosas abellas, es una miel donde todo el proceso se realiza de la forma más natural posible, no está certificada en ecológico por una cuestión de que el precio sea accesible para el consumidor, creemos que «si el trabajo es respetuoso y mantenemos una filosofía de control en el proceso de producción, el propio proceso ya es natural», nos explica Fani. A día de hoy a las abejas hay que hacerles tratamientos para que no tengan plagas, «nosotros siempre buscamos que este proceso sea lo menos agresivo posible».Se controla toda la producción que sale de sus propias colmenas, explica David: «sabemos cómo se han tratado, sin perder la trazabilidad del producto, Nosotros queremos tener una referencia en el sabor, aunque siempre se dan cambios por la propia naturaleza, pero queremos que nuestra miel sea reconocible».
Mel das nosas abellas ya ha recibido premios, por su proceso de elaboración y su resultado: segundos en miel adictos que es una cata a nivel Portugal y España. De eucalipto la primera miel de España y Portugal en 2022, y un oro en el London Honey que es de reconocimiento internacional. También en los Green test han obtenido varias certificaciones. Todos estos premios avalan el trabajo que hay detrás de un buen producto. Presentarse a estos concursos conlleva mucho trabajo, explica David, «enviamos mieles que sabemos que han salido muy bien, y que creemos que puede ser interesante compartir porque es un reconocimiento al trabajo que se realiza durante todo el año».
Actualmente han puesto en marcha la iniciativa apadrina una colmena, en el que la gente tiene su colmena con su nombre y paga 60€. A cambio reciben la miel cuando se recoge. Esta iniciativa es una forma de dar a conocer la colmena a la gente y de poner en valor el proceso de la elaboración de la miel.
A pesar del miedo que da emprender y con todo lo que implica iniciar un cambio de vida en el rural, Fani y David también reconocen que el proceso no es sencillo ni idílico como muchas veces se intenta transmitir. «Hemos ganado en calidad de vida a pesar de ser muchas horas de trabajo. La flexibilidad nos permite conciliar, emprender en el rural es posible y si te gusta es muy bonito, pero también es más difícil de lo que la gente se imagina».
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