TEXTO & FOTO: ALICIA SEOANE | Martes 28 de mayo 2024 |
Desde 1986, Ares se prepara para una de sus celebraciones más tradicionales: la creación de alfombras florales del Corpus Cristi. Este año se realizará el fin de semana del 1 y 2 de junio, pero esta tradición requiere de un gran esfuerzo y preparación, que va mucho más allá de un fin de semana.
Para que en un día la gente pueda visitar esta tradición, y recorrer el más de un kilómetro de alfombra floral, los vecinos de Ares, en su mayoría mujeres, llevan meses preparándose para este día, con ilusión, y también con cansancio y mucha organización.
Hemos quedado con Teresa Muíños, Presidenta de la Asociación de Alfombras Florales de Ares, ella nos va a llevar a los distintos centros de preparación donde las mujeres, y los vecinos, se preparan y trabajan juntos.
Son las siete de la tarde y la trastienda del bar del Gaiteiro, ya está lleno de mujeres y hombres que pican juntos el verde, a veces es tulla, otras veces es pino. Las cajas están apiladas unas encima de otras, a medida que están preparadas las van sacando al patio exterior.
Los pequeños y pequeñas, muchos de ellas nietas de las mujeres que llevan picando 40 años, corretean, pican, y comen trocitos de bolla, que no pueden faltar en ninguna juntanza que se precie. Al llegar me hacen un sitio entre ellas, me cojo una caja y me pongo a cortar, pasado un rato la cabeza empieza a bajar revoluciones, sienta bien hacer algo mecánico.
Mientras, de fondo, las mujeres charlan, y suena lejano el sonido de una tele pequeña apoyada sobre una estantería. «¿No vas a comer un trozo de bolla?», me ofrece Carmen Penedo Rodríguez de 86 años, la mayor del grupo, a lo que su hija unos años más joven le responde,«No, mamá, ya dijo que hasta que no termine de trabajar no va a comer nada».
En este ambiente como ellas mismas definen de «buen rollo», se juntan todas las tardes desde hace un mes, cinco horas, en las que el verde es triturado y preparado para el gran día, «este año somos cinco centros. Como nosotras hay cinco grupos más que nos organizamos por calles. Cada calle elige el motivo floral de su alfombra, que se desvela el mismo día y se mantiene en secreto», explica Teresa Muíños, «tras la pandemia hubo un centro que cerró, y ahora seguimos cubriendo la misma cantidad de tramo de alfombra porque cada centro ha ampliado un poco su tramo».
Desde las 16h en adelante, las mujeres se sientan en grupo, y se pasan la tarde charlando, cantando y picando, bien rodeadas. Además, comenta Mariluz, «este año tenemos una vecina alemana que ha venido a picar con nosotras», pese a todo pronóstico, explica Teresa, «se ha animado más gente a venir a colaborar, se ve que mucha gente no quiere que la tradición se pierda», «¡esas somos las viejas glorias!», le responde Mariluz.
Este año han tenido unos ayudantes muy especiales, pues el centro de mayores de Caranza ha estado colaborando con ellas, «el primer día vinieron y acabamos todas cantando. El próximo día ya quieren traer licor y bombones».
Días antes del Corpus Cristi, empiezan con los tintes, pues la sal y el serrín, tienen que permanecer frescos. Para los tintes utilizan hormigoneras de la construcción, «la semana que viene cinco horas, no nos van a llegar a nada» explica una de las mujeres más jóvenes. Conchas de la playa, posos del café, serrín, y también los tapones del eucalipto, todo tipo de motivos son la base de la elaboración de las alfombras florales.
Las flores van localizándolas a lo largo del año para saber a dónde ir a buscarlas. En muchas ocasiones, en la misma mañana se juntan en grupo para recogerlas y que la flor sea fresca. Una de las flores que más cogen es el pampillo que sale en los campos de maíz, «cada vez se planta menos maíz, por eso escasea el pampillo» explica Carmen, la mayor de todas.
Pasada una hora me como un trozo de bolla bastante contundente y cogemos fuerzas para recorrer el resto de centros de Ares, donde el ambiente que se respira es muy similar.
Los de la Calle Real, los cogimos cerrados, porque tenían agotados el verde, «ahora es el Concello de Ares quien nos trae el verde. El Concello siempre nos apoya en esto» añade Teresa Muíños. Los centros de la Bodega, y de la Rectoral siguen abiertos, espacios donde la cantidad de verde que han preparado ya cubre el suelo de alguna estancia que mantienen separada.
En todos los centros se siente ese «buen rollo», radiocasetes sonando, bollas sobre la mesa, y también cansancio, pero sobre todo mucha ilusión.
El viernes 1 de junio hacia las siete de la tarde empezarán a pintar y preparar las alfombras. Las mujeres y vecinos prepararán y ofrecerán todo lo necesario para aguantar la noche que queda por delante. Muchas personas sin ser de Ares también se acercarán a ayudar con sus manos en esta tradición, también, muchos niños voluntariosos deseando ser partícipes.
La noche terminará de día, por la mañana los visitantes se acercarán curiosos a ver los suelos de las calles de Ares cubiertos de color. Ese olor inconfundible que se siente en las calles. Por la tarde saldrá la procesión del Santísimo. Entonces, todo este esfuerzo habrá merecido la pena.
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