FOTOS: Alicia Seoane TEXTO: Marta Corral | Ferrol | Miércoles 30 agosto 2023 | 8:00
Los que fruncieron el ceño cuando se enteraron de que Camela iba a ser uno de los platos fuertes de las fiestas de Ferrol también estaban este martes en la plaza de Armas. Despojados del tufo de clasismo intelectual que uno practica casi sin darse cuenta, lamentando que no sean los grupos más cultos los que se paseen por el escenario festivo, miles de personas vibraron con los temas más conocidos de los madrileños, convertidos en dúo desde 2013 al dejar el proyecto su mítico teclista, Miguel Ángel Cabrera.
Antes de sus «noas noites, Ferrol», Dioni Martín y María de los Ángeles Muñoz recibieron al alcalde, José Manuel Rey Varela, y a otros miembros de la corporación en el camerino, donde se les regaló una camiseta del Racing de Ferrol, como ya sucedió con La La Love You. Después, encadenarían canciones menos conocidas para los que no eran fanáticos con otras como Nunca debí enamorarme, Lágrimas de amor, Corazón indomable, Sueños Inalcanzables o Cuando zarpa el amor, unos clásicos en la época de Ozono, como recordó una de las pregoneras, Paula Morado.
Canciones que son el apogeo de la tecno-rumba que Camela inventó en los noventa y que sonó en el walkman de las adolescentes que este martes, ya sin creerse que cantaban tan bien como cuando tenían 15 años, entonaron divertidas con sus amigas. Armas fue una fiesta intergeneracional que no paró ni el chaparrón que cayó cuando llevaban una hora en el escenario. A esas mujeres que rondan (rondamos) ahora los cuarenta ―hacia delante o hacia atrás―, las acompañaron parejas mayores, pero también jóvenes que decían haberse estudiado los temas más míticos en Spotify.
Tampoco los Camela siguen siendo el grupo de los casetes y las gasolineras. No porque su evolución musical haya ido por otros derroteros, ya que no han salido del rego, sino porque, como presumió Dioni, acumulan bolos por todo el país y, al precio que se pagan sus conciertos, intuimos que ni siquiera les afectará la subida de la gasolina como al común de los mortales. Ella, por su parte, compartió el micrófono con el público y los más rezagados, bajando por la calle de la Tierra, oyeron rugir a la marabunta en versión tecno-rumba.
Un «¡viva Ferrol!» y una fotografía desde el escenario para las redes sociales pusieron la nota final pasada la media noche, hora y media después de su comienzo. En Instagram, el concierto se podía revivir casi al segundo con miles de stories. Ellos, en sus perfiles, también presumieron de público mostrando la plaza de Armas vacía y llena para que sus seguidores viesen que en Ferrol, quizás contra todo pronóstico, lo petan. De hecho, ha sido el suyo el recital más multitudinario de las fiestas de San Ramón por el momento.
Por nuestra parte, verán que hay pocas fotos a pie de escenario, y no es que no quisiésemos retratar más de cerca a Camela, sino que su equipo de producción se encargó de echar a la fotógrafa de Ferrol360, que no había podido acceder a tiempo al foso con su acreditación por la gran afluencia de público que se congregó, e impedir con formas cuestionables, que hiciese su trabajo porque el grupo solo permite fotografiar las tres primeras canciones. Así que Alicia Seoane tuvo que poner el ojo en los verdaderos protagonistas de la noche: los ferrolanos y las ferrolanas que merecen celebrar sus fiestas de verano y que nosotras se las contemos.
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